Asimetría territorial y desarrollo científico-tecnológico
Josefina Vaca * (Especial para sitio IADE-RE) | Inversión nacional, concentración territorial y panorama preocupante para el desarrollo de ciencia y tecnología
La asimetría en el nivel de desarrollo de las regiones que componen la República es uno de los elementos que la definen como país subdesarrollado, en transición, periférico.
Siguiendo diferentes estudios que han buscado clasificar este fenómeno, es posible agrupar las provincias que integran el territorio nacional en tres áreas : área central (ubicada en el centro-este del país, básicamente lo que se conoce como Pampa Húmeda y que comprende a las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires), área periférica (que ocupa el norte, noreste y centro–oeste del territorio, abarcando las provincias de Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Misiones, Salta, San Juan, San Luis, Santiago. del Estero y Tucumán) y área despoblada (se ubica en la región patagónica y agrupa a las provincias de Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, y Tierra del Fuego). En la tabla N° 1 se pueden observar algunas de las diferencias estructurales.
Existe amplio consenso acerca de que uno de los caminos para reducir estas brechas es el del desarrollo científico y tecnológico. Cabe recordar que en la Argentina los principales organismos destinados a diseñar políticas e instrumentos para la ciencia y la tecnología se crearon en la segunda mitad de la década de 1950 (CNEA 1956, INTA en el mismo año, INTI 1957, CONICET 1958); el 70% de esas instituciones se concentraron en el área central.
En relación a este patrón de distribución, existe un principio vinculado a los problemas del desarrollo “principio de equiparación” que establece que una región caracterizada por un cierto desarrollo relativo en un factor o dimensión, muy probablemente tendrá ese mismo nivel de desarrollo en otros factores.
Para conocer cómo evolucionó tal situación, analizamos una serie de indicadores del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación que presentamos en la tabla N°2.
Al examinar los datos sobre inversión destinada a actividades científicas y Tecnológicas vemos que se mantiene el patrón histórico: el área central concentra más del 70% de la inversión nacional, mientras que en las áreas periférica y despoblada los porcentajes son del 20% y del 8% respectivamente. En cuanto a la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) la situación es muy similar, mientras en el área central se invierten más del 70% del total nacional, en la periférica el porcentaje desciende al 19 % y en la despoblada al 8 %. Asimismo, al observar la cantidad de personas dedicadas a I+D advertimos que el área central es la que define más de las tres cuartas partes de los recursos humanos del total nacional (72,0%), en tanto el área periférica cuenta con el 21% y la despoblada con el 6% del personal.
Más allá de estos datos, es importante reconocer el esfuerzo realizado entre 2003 y 2015, etapa en la que se puso énfasis en la visión federal, la planificación, el consenso con la comunidad científica y se incrementó el presupuesto para el sector.
En lo que hace a las provincias, durante la presidencia de Néstor Kirchner se creó el Programa Nacional de Federalización de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación fortaleciendo las áreas de Ciencia y Tecnología que comenzaron a contar con asistencia técnica y líneas de financiamiento. En la presidencia de Cristina Fernández se crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y se lanzan nuevos instrumentos de financiamiento para las jurisdicciones subnacionales. Además, en muchos casos, las áreas de Ciencia y Tecnología en las provincias fueron adquirieron el estatus de Ministerios o Secretarías de Estado con estructura y presupuesto propio, comenzando a revertir la limitada participación de estas instancias de gobierno en la definición y orientación de políticas de ciencia, tecnología e innovación.
Pero el cambio en el escenario político nacional a partir de diciembre de 2015, plantea un panorama preocupante para el desarrollo de la Ciencia y la Tecnología. Detengámonos en la cuestión presupuestaria que no es un tema menor. Si tenemos en cuenta que con el nuevo gobierno la Nación, principal proveedora de recursos, disminuyó fuertemente el presupuesto para el área -mientras en el período 2009/16 la fracción del presupuesto nacional dedicada a MINCYT + CONICET + CONAE osciló entre 0,7 % y 0,8 %, el presupuesto 2017 la reduce al 0,59 % - el panorama para todas las provincias, pero en particular para las de menor desarrollo relativo resulta, cuanto menos, desalentador.
BIBLIOGRAFIA
Albornoz, M y Gordon, A (2011) “La política de ciencia y tecnología en Argentina desde la recuperación de la democracia (1983 – 2009)” en, Mario Albornoz y Jesús Sebastián (Eds.) Trayectorias de las políticas científicas y universitarias de Argentina y España, CSIC, Madrid, 2011.
Cao, H Rubins, R y Vaca, J (2003) “Clasificaciones y agrupamientos de provincias y territorios de la República Argentina”, Cuadernos Cepas de Investigación Nº 14, Centro de Estudios de Políticas, Administración y Sociedad (CEPAS), CEPAS / AAG, Buenos Aires. Disponible en http://www.ag.org.ar/cepas.htm
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Stefani, Fernando (2016) “Evolución del presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva – Análisis y posibles escenarios para 2017” Buenos Aires 2016. Recuperado de: http://users.df.uba.ar/bragas/Informe%20presupuesto%20MINCYT.pdf
* Licenciada en Educación, Magíster en Ciencia, Tecnología y Sociedad. Investigadora del Centro de Investigaciones en Administración Pública (CIAP), Facultad de Ciencias Económicas, UBA.