El riesgo Brasil

El mercado cambiario está transitando un verano en una tranquilidad inhabitual. Indices económicos muestran señales contradictorias sobre la recuperación de la actividad, pero ninguno con signo negativo más pronunciado.

Verano caliente

Este es un verano especialmente agobiante en Brasil. El pasado jueves, por ejemplo, la sensación térmica en Río de Janeiro fue de 48 grados, con los termómetros parados en la marca de los 42. Hubo noches en que a la una de la madrugada los termómetros indicaban temperaturas de 31 grados. Hace meses que en San Pablo, la más poblada y rica ciudad su-damericana, falta agua. Y –incoherencia divina– temporales bíblicos transforman calles y avenidas en ríos y lagunas, árboles que se desploman (más de 700 en lo que va del año) y rompen los cables transmisores, dejando barrios enteros sin luz por cuatro, cinco, seis días. Es decir: no hay agua, pero si llueve no hay luz.

América del Sur ya votó

El año que corre adquirió suma importancia en la región. Si bien la agenda de los comicios presidenciales no coincide en los diferentes países, 2014 marca la impronta de una seguidilla que permite realizar un esbozo de análisis de situación. Porque si en poco más de una década se fue produciendo un arribo casi masivo de fuerzas progresistas a los gobiernos regionales, hoy pareciera que se estuviese dando una especie de amesetamiento, y que el entusiasmo original por la integración hubiera entrado en cierto grado de inercia. Bien vale en tal sentido, una reflexión al respecto.

Este año se realizaron elecciones generales en Bolivia, Brasil, Colombia, Uruguay, El Salvador, Costa Rica y Panamá. También hubo elecciones locales o de medio término en Ecuador y Perú. Y aunque las presidenciales en Chile fueron el año pasado, la presidenta Michelle Bachelet asumió el 11 de marzo de este año. En este marco cobran mayor relevancia las presidenciales que el próximo año tendrán lugar en la Argentina.

El paisaje después de la batalla

Después de los intensos cambios durante la campaña electoral, la espuma de las olas baja y, ¿qué escenario presenta Brasil? ¿Qué Brasil emerge de las urnas y con qué perspectivas para los próximos años?

El apretado resultado final sugiere un país dividido. Pero ¿entre quiénes y quiénes? Una mirada apresurada diría que entre el atrasado nordeste y la avanzada San Pablo. (Cardoso, el ex presidente, llegó a decir que los petistas no son pobres, sino “mal informados”.) Es la visión de la elite paulista, que se considera la locomotora de la nación, que arrastra, con dificultades, vagones perezosos. Se consideran casi como un Estado del Primer Mundo, frente al atraso del nordeste.

Festejos y velorios

La derecha y parte de la izquierda argentina apoyaban a la derecha de Aécio Neves en Brasil. “Ganó la candidata que le conviene al establishment –afirmaba un alto estratega trotskista local– porque Dilma Rousseff tiene un partido que puede contener la rebeldía social y Aécio no tiene esa estructura.” De hecho estaba afirmando que al pueblo le convenía el triunfo conservador. “¿Y vos a quién hubieras votado en Brasil?”, pregunta el periodista ultraconcesivo a Mauricio Macri. El jefe de Gobierno porteño le reconoce que hubiera votado por Neves. “¿No te parece un error reconocer públicamente que hubieras votado por el candidato que perdió?”, le vuelve a preguntar el profesional “independiente” mostrando su admiración. Y como se la dejó picando, el jefe de Gobierno porteño demuestra que nunca miente: “Yo soy así, yo siempre digo lo que pienso”.

El cambio: usos y aplicaciones

El Diccionario de la Real Academia Española no suele ser un recurso válido cuando se lo utiliza para discernir sobre cuestiones políticas o sociales. Pero es tanto el abuso de las palabras que se viene haciendo últimamente en la política –no sólo de nuestro país sino, en general, de nuestros países latinoamericanos– que es bueno ir a las fuentes para echar luz sobre lo que decimos.

Durante las campañas electorales en Brasil y Uruguay, las fuerzas opositoras –todas ellas ubicadas a la derecha política de quienes están ejerciendo actualmente el poder en esos países– han recurrido al argumento del “cambio” para señalar la necesidad de desplazar a los actuales gobernantes. Lo mismo ocurre en nuestro país, aun cuando formalmente no comenzó todavía la campaña electoral. No sobra recordar que la idea de cambio ha estado asociada históricamente a las fuerzas políticas de vanguardia, revolucionarios o progresistas, precisamente para oponerse al inmovilismo del poder instalado por minorías en función de su propios intereses.

Pero en poco más de la última década en América del Sur han nacido y prosperado otros gobiernos que hicieron del cambio su estilo de gestión y de las transformaciones una forma de entender el mundo. Aunque “el cambio” no tiene una explicación por sí mismo, sino que es apenas la indicación de que se quiere lograr algo diferente a lo existente o a lo actual, es válido retomar el concepto del escritor y pensador uruguayo Eduardo Galeano cuando señala que, “al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Lo importante es lo que somos, y eso se demuestra con nuestras prácticas, con nuestras acciones. El quehacer de los actores carga de sentido el cambio que cada uno propone.

Así el ex candidato conservador del Partido Colorado uruguayo Pedro Bordaberry dijo, poco después de conocerse los primeros escrutinios en el país oriental que dieron la victoria al Frente Amplio y que concluyeron con una categórica derrota de su propia candidatura, que estaba dispuesto a dar su respaldo al candidato liberal Luis Lacalle Pou para que “que hagan mierda a Tabaré Vázquez”. Quienes tanto hablaron de diálogo, apertura y de colaboración, así se expresan en la derrota.

Mientras los sectores más conservadores quieren apropiarse de la palabra cambio, las urnas hablaron en Bolivia primero con un categórico triunfo de Evo Morales y en Brasil después, con una victoria de Dilma Rousseff, que los medios de comunicación más poderosos no dudaron en calificar de “estrecha” en segunda vuelta, dejando de lado los resultados de la primera y simplificando al extremo para presentar a toda la oposición como un único y coherente bloque de propuestas. Falso lo primero y falso lo segundo. Probablemente el sentido del cambio en el caso de Uruguay ha estado claramente expresado en las palabras de Bordaberry. El único propósito de la oposición es destruir al Frente Amplio –representado en este caso en la figura de Tabaré Vázquez– y lo realizado por esa coalición. En el caso de Brasil, el sentido del cambio propuesto quedó en evidencia en la reacción reflejada en los titulares de los diarios, incómodos con la victoria de Dilma y voceros “del cambio”. “Tras la victoria de Dilma Rousseff cae el Bovespa, se devalúa el real y se hunden las acciones de Petrobras más de 10 por ciento. La Bolsa de San Pablo abrió con una caída de 6 por ciento, que después se redujo a 3,77 por ciento; los papeles de la petrolera estatal se desplomaron y el dólar alcanzó su máximo desde 2008”, titularon para dar cuenta de la reacción ante el “cambio” que no se pudo lograr en las urnas.

Volviendo al Diccionario de la Real Academia. Tergiversar, según allí se señala, significa “dar una interpretación forzada o errónea a palabras o acontecimientos” o bien “trastrocar, trabucar”. Quizá se pueda aplicar al uso político que se pretende dar al concepto de cambio.

Para que no quepan dudas: cualquier semejanza o paralelismo con la realidad argentina... queda por cuenta del lector...

El Brasil de Lula sigue adelante

Por cuarta vez consecutiva, el Partido de los Trabajadores -PT- gana las elecciones presidenciales en Brasil que, también por cuarta vez, se han convertido en un plebiscito entre candidatos del PT y del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña, el partido de Fernando Henrique Cardoso). Esta vez la campaña tuvo avances y retrocesos, especialmente desde mediados de agosto hasta la segunda vuelta, a fines de octubre, y terminó con la decisión de los brasileños de seguir con el camino iniciado en 2003 con el primer gobierno de Lula.
En el enfrentamiento entre el modelo neoliberal de la oposición y la vía de salida del neoliberalismo del gobierno, por cuarta vez los brasileños han reafirmado el camino que Lula empezó. Serán por lo menos 16 años seguidos de gobiernos del PT, el período más largo de continuidad de un partido en el gobierno, en período democrático en Brasil.

“Este gobierno avanzó en DD.HH.”

“Este gobierno deja un legado importante en materia de derechos humanos, tal vez fue el que logró más avances después del fin de la dictadura, instaló el debate sobre la verdad y la justicia, y está abriéndose el camino para la revisión de la Ley de Amnistía, o mejor dicho autoamnistía” heredada de los militares, plantea Rosa Cardoso, integrante de la Comisión Nacional de la Verdad. El hablar pausado y a veces susurrado de la enjuta doctora Cardoso disimula la firmeza de carácter de esta abogada que con menos de treinta años, a principio de los años ’70, aceptó la riesgosa tarea de defender a la guerrillera Dilma Rousseff, presa por alzarse en armas contra la dictadura. Durante la charla con Página/12 Cardoso afirma que “nunca dudó” del compromiso de la presidenta, con quien mantiene una larga amistad, en esclarecer los delitos cometidos por la dictadura, y confiesa sentirse recompensada cuando ve a jóvenes militantes distribuyendo panfletos con la foto de Dilma cuando estuvo presa junto al lema de campaña “Corazón Valiente”.

El mapa se completó

El Partido Socialista Brasileño (PSB), con apoyo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ganó la gobernación del distrito federal de Brasilia, en tanto el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado del Partido de los Trabajadores (PT), ganaba los estados Río de Janeiro y Rio Grande do Sul, según datos oficiales. En Brasilia, con 94 por ciento del escrutinio cumplido, el senador Rodrigo Rollemberg obtenía un triunfo irreversible con 55,57 por ciento de los votos contra 44,43 por ciento del conservador Jofran Freijat. Rollemberg –que tuvo el apoyo del candidato presidencial del PSDB, Aécio Neves, y de la ex candidata extrapartidaria del PSB, Marina Silva– sucederá en el cargo a Agnelo Queiroz, del PT, que aspiraba a ser reelecto pero quedó fuera de carrera en la primera vuelta. En Río de Janeiro, con 81 por ciento del escrutinio realizado, era reelecto Luiz Fernando Pezao con 56,41 por ciento de los votos, contra 43,59 por ciento de Marcelo Crivella, del Partido Republicano Brasileño (PRB). En Rio Grande do Sul, con 86 por ciento del recuento cumplido, José Ivo Sartori obtenía 61,23 por ciento de los votos contra 38,77 por ciento del actual gobernador, Tarso Genro, del PT.