Empieza la tercera revolución industrial

Jeremy Rifkin

El cartucho portátil de celdas de combustible que se alimentan a hidrógeno cambiará el comercio y las relaciones político-sociales. Así lo hicieron la máquina de vapor a carbón en el siglo XIX y el motor de combustión a petróleo en el XX.

Estamos a una distancia de entre doce y dieciocho meses del comienzo de una nueva era de la energía comercial que va a cambiar el mundo.

El precio de la energía ronda los 67 dólares por barril, y la economía mundial comienza a desacelerarse, mientras productores y consumidores se ajustan el cinturón previendo que el precio del petróleo estará aún más alto.

Es evidente que necesitamos encontrar una estrategia de salida de la era del petróleo para asegurar el futuro de la civilización. Sin embargo, las gigantescas empresas de energía, y las de electricidad y servicios públicos, siguen trabajando como de costumbre, sin un análisis adecuado ni investigación y desarrollo suficientes para explorar alternativas energéticas nuevas y sustentables.

Por todo esto, bienvenidos al mundo del cartucho portátil de celdas de combustible alimentadas a hidrógeno. Va a revolucionar la forma en que concebimos la energía, organizamos el comercio y estructuramos las relaciones políticas y sociales, tal como lo hicieron la máquina de vapor a carbón en el siglo XIX y el motor de combustión interna a petróleo en el XX.

Hitachi, Toshiba, Samsung, Canon, Sanyo, Sony, Panasonic, NEC, Mitsubishi, Fujitsu, Sharp y Olympus compiten entre sí para llegar velozmente al mercado con pequeñas microceldas de combustible alimentadas a hidrógeno que reemplazarán a las baterías tradicionales y darán energía a laptops, teléfonos celulares, agendas electrónicas, reproductores de mp3, filmadoras, reproductores portátiles de DVD, computadoras de mano, video juegos y cámaras digitales.

Los astronautas propulsan sus naves espaciales con celdas de combustible a hidrógeno de alta tecnología desde hace treinta años. La gran ventaja de una celda de combustible a hidrógeno es que no contamina -el único residuo es agua pura y vapor. De hecho, los astronautas usan el agua potable emitida por sus celdas de combustible como fuente principal de agua.

La primera generación de cartuchos de celdas de combustible utiliza primordialmente metanol como reserva de combustible. Se extrae hidrógeno del metanol para alimentar la celda de combustible y generar electricidad.
Aunque actualmente la mayor parte del metanol proviene del gas natural y el carbón, los nuevos avances tecnológicos están posibilitando que las fuentes renovables de metanol se conviertan en una alternativa económica viable. El metanol renovable se extrae cada vez más del gas metano de las tierras de relleno sanitario, el estiércol de cerdo, la remolacha, la paja de arroz e incluso la madera flotante.

Los primeros cartuchos de celdas de combustible a hidrógeno estarán en los comercios de todo el mundo en 2007. Con esta nueva fuente de energía, las computadoras pueden funcionar durante varios días seguidos, mientras que las baterías actuales sólo duran algunas horas y luego deben ser conectadas nuevamente al tomacorriente para recargarse. Los cartuchos portátiles de celdas de combustible podrán dar a un teléfono celular descargado otras veinte horas de conversación.
Un reproductor musical iPod podría funcionar durante 80 horas con la electricidad generada por el hidrógeno del cartucho de celdas de combustible. La celda de combustible alimentada a hidrógeno tiene de 20 a 30 veces la capacidad de almacenamiento de energía de una batería y probablemente costará unos dos a tres dólares por unidad una vez que empiecen a incidir las economías de escala mundiales.

Las celdas de combustible a hidrógeno son la tecnología energética de avanzada que necesita una generación cada vez más conectada de usuarios de tecnología digital de comunicaciones para ser autónoma y extremadamente móvil.

La conjunción de la tecnología de la electrónica móvil con la de las celdas de combustible a hidrógeno abre la puerta hacia una nueva era energética y la tercera revolución industrial, cuyo efecto multiplicador económico debería extenderse hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XXI y más allá.

¿Qué viene después de la convergencia de la tecnología de la electrónica móvil alimentada por cartuchos de celdas de combustible a hidrógeno? Bicicletas a hidrógeno y vehículos de carga de tres ruedas. Ya una compañía alemana, Materflex AG, ha desarrollado la primera generación de bicicletas propulsadas por celdas de combustible a hidrógeno y bicicletas de carga de tres ruedas, y comenzará a probarlas en la calle en 2006.

Con una autonomía de 250 kilómetros -distancia mucho mayor que la que puede recorrer la bicicleta eléctrica estándar sin ser recargada- y una velocidad de hasta 25 kilómetros por hora, los vehículos a hidrógeno de dos y tres ruedas podrían convertirse en un medio de transporte alternativo barato y no contaminante para millones de personas de todo el mundo. Una firma estadounidense, Manhattan Scientifics, está poniendo a punto sus vehículos para el floreciente mercado asiático, donde millones de personas usan a la bicicleta y la motoneta como principal medio de transporte.

El hidrógeno es nuestro futuro común. ¿Llegaremos a tiempo para salvar al mundo, proteger a las criaturas que lo comparten con nosotros y preservar a nuestra propia especie?

Fuente: Clarin

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