La deuda, un viento de cola convertido en huracán

La crisis que vivimos es producto del creciente resultado adverso en el sector externo, la política monetarista en materia de lucha contra la inflación y el desenfrenado ritmo de crecimiento de la deuda externa. Eso fue posible por el viento de cola generado por la una alianza con el capital financiero internacional que financió el desaguisado establecido en el poder. Esto parece haber llegado a su fin y el costo fue autoinflingirse una solución yendo al FMI. 

El programa económico y el FMI: ¿Esta vez es distinto?

Los tradicionales acuerdos stand by pactados por los países en desarrollo con el Fondo Monetario Internacional se caracterizaron históricamente por imponer, en general, cuatro condiciones: aumento de tarifas, flexibilidad del tipo de cambio, ajuste fiscal y restricción monetaria. La letra del acuerdo firmado por el Gobierno de Mauricio Macri con el Fondo revela que nada ha cambiado en términos de las exigencias, y que en el combo de políticas económicas al que está tendiendo el gobierno confluyen los peores elementos de las recetas de los años ochenta, con varios de los ingredientes de las nocivas medidas aplicadas en la década del noventa. Repasando esas políticas queda claro qué es lo que está saliendo mal.

Crudos inviernos

Se conocieron los detalles del acuerdo con el FMI y cada vez hay más certezas de que ya no se trata de pasar sólo “un invierno”, como afirmó alguna vez Álvaro Alsogaray, sino por lo menos tres. Tres años es lo que dura el crédito stand by, aunque países como Grecia muestran que el ajuste y el monitoreo se pueden extender más.

La llegada del FMI y la motivación por “acelerar el ajuste”: ¿dónde van a recortar?

En el marco de las negociaciones por un acuerdo stand-by con el FMI, apareció en la voz del presidente la necesidad de “acelerar el ajuste fiscal”. En este documento se analizan distintos escenarios hipotéticos respecto a las opciones del gobierno en el caso de que se comprometa a cumplir una reducción del déficit fiscal.