“Hay que transformar los subsidios en salario”

Entrevista a Emilio Pérsico por Francisco Balázs
El proceso electoral con vistas a las elecciones presidenciales de octubre presenta diferentes desafíos para continuar avanzando en la consolidación y profundización del proyecto nacional iniciado en 2003. Emilio Pérsico analiza el próximo período presidencial, los desafíos y dificultades estructurales en la economía, el papel del sindicalismo y los excluidos, la economía popular y la estrategia de las corporaciones para producir una crisis en el comienzo del próximo gobierno, el que descuenta será nuevamente del Frente para la Victoria.

“El proyecto tiene organización y tiene conducción, y la característica es que tiene a Cristina, que es el eje y el centro del proceso de discusión. Por primera vez tenemos un movimiento popular que extendió su poder después de 12 años. El segundo elemento es que se produce sin crisis, con una conducción que es cada más fuerte por parte de Cristina, que está muy bien con la sociedad y con ese sujeto, con los trabajadores, con los sectores populares y las organizaciones. En ese marco, la situación de proceso de transición del Frente para la Victoria se da en un marco totalmente diferente a los que se dieron históricamente en la Argentina. No lograron, ni la crisis económica, ni las denuncias mediáticas, ni las corporaciones producir el desgaste y la crisis. El derrotado no es la oposición, porque es un sujeto que no puede generar nada, los derrotados son las corporaciones, los grupos económicos que querían la devaluación. Es Héctor Magnetto, que quería que esto terminara en una crisis. Todas esas corporaciones son las grandes derrotadas. La oposición, lo único que tenía que hacer era llenar ese espacio que ellos le abrieron. La burguesía está acostumbrada a navegar y a acumular en la crisis, ganan mucha plata con la crisis, con el hambre del pueblo terminan ganando. Apostaron a eso. Y Cristina supo evitar y combatir ese embate. Es un mérito de Cristina y de todo el movimiento popular, de los que trabajaron para evitar que la Argentina entrara en la crisis que destruyera todo lo avanzado.

–Y también de una conciencia popular, de un pueblo que no se dejó llevar por la presión opositora política y mediática…

–No solo no se dejó llevar, sino que Cristina, en el medio de esa situación difícil, siguió avanzando. Esa característica está en el ADN del kirchnerismo. Como dijo Cristina muchas veces: no aflojar ni con la cabeza abajo del agua. Repito, se llevó al movimiento popular a un momento histórico nunca visto, y podemos resolver el problema histórico de los últimos 200 años de la Argentina. Las corporaciones, ante su derrota, le quieren echar la culpa a la oposición, entonces dicen que la oposición no se une, que no sirve para nada. Es mentira. Ellos no cumplieron su tarea. Entendiendo la tarea de ellos como tarea destructiva nacional. Ellos no pudieron destruir la Nación, no pudieron destruir al pueblo. Hoy en día están en una situación difícil.

–Pero no por eso van a cesar en sus intentos, ni ahora ni más adelante.

–No van a cesar, y creo que van a apostar muy fuerte a producir una crisis en los comienzos del próximo gobierno. Creo que Macri no se está preparando para gobernar. Sí se está preparando para construir un partido político que pueda ser la alternativa después de la crisis. Él sabe que hoy no es su tiempo histórico. El tiempo histórico es de continuidad, no de cambio. Este tiempo es nuestro todavía. Por eso las corporaciones, y la principal, que es la Sociedad Rural y compañía, están empezando a construir una pequeña ofensiva ante el próximo gobierno. Piensan que viene un gobierno débil, sin Cristina, y el problema que tienen es que Cristina va a estar. Entonces, creo que hay que tratar de fortalecer mucho y arrancar bien. Es como todo. Esto de arrancar bien el gobierno es muy importante.

Crecimiento y distribución

Pérsico afirma que el crecimiento no debe ser la única variable para mejorar el proceso de distribución. Apunta a la necesidad de democratizar la economía, nacionalizarla y romper la estructura monopólica de los principales actores económicos. “El movimiento popular siempre logró en la Argentina la tarea distributiva de una manera exitosa. Lo que siempre nos cuesta es lograr los cambios estructurales que hagan que eso se consolide y siga avanzando, lentamente, no es al mismo ritmo, porque la distribución no puede avanzar en el mismo ritmo siempre. Nosotros tuvimos años en donde casi el 7, 8% del producto bruto fue distribuido entre los sectores populares. Clarín lo ponía como un horror. Ese horror no lo podés mantener siempre. Hay que empezar a hacer cambios estructurales, y esos cambios demoran. Siempre aparece la idea de pacto social, la idea de que Cristina no pudo hacer tal cosa o tal otra, pero pudo construir un sujeto social, pueblo, basado en la juventud militante. Y es muy importante porque fue la que permitió sostener este proceso, que es el del cambio estructural. Proceso que, para mí, tiene algunas banderas claras. En primer lugar, la democratización de la economía, que haya más actores en la economía, no una economía concentrada sino con muchos actores en el proceso productivo, desde las pymes hasta empresas que pueden hacer una economía democratizada, que rompan la comercialización monopólica. El segundo tema es una economía nacionalizada. Es decir, hay que construir una economía nacional. Me da risa cuando muchos sectores de la oposición hablan del tema del “capitalismo de amigos”. En realidad, este es un gobierno que beneficia la construcción de una burguesía nacional, el problema es que lo entiendan. Si queremos construir una burguesía dependiente de los sectores financieros, administrativos y no de su relación con el pueblo, estás sonado con este gobierno. Una cosa es el crecimiento económico y otra cosa es la idea de distribución, son variables diferentes, juntarlas es un error político. El Gobierno hizo una política fuerte de distribución del ingreso que ayudó al crecimiento. Hoy la distribución del ingreso en el mundo genera divisiones de clase entre los trabajadores. Es decir, hoy en día, no sólo hay que agregar lo que decía Perón del fifty fifty, sino cómo se agrega eso hoy en la clase trabajadora.

Hoy, un 20% de la clase trabajadora es de clase media, su nivel de consumo es muy alto, y es muy bueno que sea así. Las empresas reconvertidas, como decía Domingo Cavallo, con alto nivel tecnológico y con alto nivel de capital, hoy pagan sueldos y tiene una relación entre su sueldo y su plusvalía muy chiquito. Ahora, después hay una explotación de la población por un sector muy grande, que son las empresas no reconvertidas, los oficios no productivos, no rentables para el capitalismo, y el autoempleo y la economía popular. En todo ese proceso, nosotros decimos que hay tres sectores: la crema, la leche y el agua, como diría un tambero, entonces la mayor explotación está sobre estos sectores, que es una explotación indirecta”.

Trabajadores y excluidos

El referente del Movimiento Evita apunta a la necesidad de realizar una profunda revisión de las estructuras sindicales. “Hoy la sintonía fina es resolver este problema dentro de la clase trabajadora, y eso también lo tienen que entender los sectores sindicales, porque si la reivindicación central de la clase trabajadora es para el 10% o para el 20% de los trabajadores estamos sonados. Hay que involucrar los problemas de este conjunto, que son difíciles de resolver, y que son problemas estructurales. El mundo en el cual estamos viviendo aparece la explotación de excluido. Hay que hablar de explotación porque parece que allí no hubiese plusvalía y ahí hay una alta plusvalía del mercado sobre ese compañero que lo llevan a esa situación. Ahí es donde hay que desarrollar política. Los compañeros vienen peleando y le vienen ganando al capital y lo vienen arrinconando, pero el capital se dio cuenta de que acá hay mucho más para crecer y para robar, ahí es donde hay que tratar de buscar políticas para resolver esos problemas. Ese es el gran desafío de este siglo. Nosotros estamos experimentando desde el sector popular estamos intentando un camino para organizar a la gran parte de los trabajadores que no tienen organización. Va a haber que discutir eso, porque no es la misma forma de organización que tienen los compañeros que están armando un auto desde una computadora, que los compañeros que están vendiendo churros en la estación. Entonces, hay que buscarles forma representativa a todos esos sectores, porque si no la democracia es incompleta. No es solamente el voto la democracia, si nuestra participación política es el voto eso es lo que quiere la burguesía, es lo que quieren los sectores de poder, es lo que quieren las corporaciones. Nuestra participación política tiene que ser todos los días. Para mi ser nacional tiene que ver con construir ese sentido de Nación.”

–¿Cuál es el papel del movimiento popular y su relación con el próximo gobierno?

–El Frente para la Victoria, el único gobierno que entiende la situación en la que estamos, puede cometer errores, como cometemos todos, o puede no aprovechar y acelerar lo suficiente cada una de las etapas, cosa que a Cristina no se le puede criticar. Vamos a entrar en un proceso en donde yo creo que el movimiento popular, en algún momento de esta historia, tiene que empezar a caminar adelante del gobierno, es el que tiene que abrir las discusiones y los temas. Así fue el peronismo. Este es un momento difícil del movimiento popular, porque venía de una crisis muy profunda y no tiene estructuras capaces de hacer eso. Perón fue el emergente de un movimiento popular. Cristina lo viene diciendo, dónde está el germen de continuidad de este proceso, en la fuerza organizada, en la dirigencia. No es un problema de jóvenes, los jóvenes son el sector que siempre está dispuesto a caminar adelante. Tienen que caminar conjunto y expresar las contradicciones sociales, si no se mete eso en el Estado, no hay manera de resolverlo. El gobierno es popular cuando las contradicciones sociales son metidas en el gobierno y se resuelven. Eso es lo que hoy tiene que hacer la militancia. El gobierno que viene es un gobierno que asume con todas estas dificultades

–¿Qué actores y fuerzas políticas y sociales por fuera del kirchnerismo deben ser incorporados para llevar adelante con mayor cohesión los desafíos que usted plantea?

–Si vos hacés oposición planteándome un problema monetario, un problema de un impuesto me las haces facilísima. En cambio, todo este problema estructural, es un camino difícil, de espinas, y de no solución fácil. Transformar ese 12% de subsidios al salario, que es una bandera, es difícil. Ahora, ¿alguien ve a la oposición haciendo eje en esto? No. Yo quiero que mis hijos, los hijos de mis compañeros dejen de recibir la asignación universal y reciban la asignación por el salario. Lo único que se le ocurre a la oposición es institucionalizar esta situación. Entonces, la peor oposición para el kirchnerismo está dentro del movimiento popular, siempre es así. ¿Quiénes eran los sectores mas dinámicos del peronismo, dónde estaban? Estaban adentro del peronismo, toda la riqueza y la discusión está dentro del movimiento popular.

Economía popular

Dentro del gobierno, Emilio Pérsico es uno de los dirigentes que más bregan por institucionalizar la denominada economía popular. Según afirma, “el tercer sector de la economía, la economía popular, representa en algunos casos a la economía social y a la solidaria, y en otros a economías que los compañeros van generando en el proceso de autoempleo, pero dignificado”.

Consultado al respecto sobre la propuesta de Jorge Taiana de crear un Ministerio de Economía Popular, Pérsico sostiene que si bien el Estado ya acomodó parte de su estructura al reclamo de la economía popular, por ejemplo con la idea de subsidios por parte del Ministerio de Trabajo o de la Anses, o las áreas de cooperativas del Ministerio de Planificación o de Desarrollo Social, “todavía hay que lograr que el Estado en su conjunto entienda que hay que resolver este problema, que no es del Ministerio de Desarrollo Social o del Ministerio de Trabajo, sino un problema del modelo económico. Por eso decimos que hay que crear un Ministerio de Economía Popular. Los economistas tienen que meterse en este problema y no solo en el valor del dólar y las acciones, porque así están muy alejados de lo que plantea Francisco en su encíclica. La falta de comprensión de los temas económicos vinculados a la sociedad son los que producen mayor inestabilidad laborar, mayor violencia familiar, mayor cantidad de chicas de 14 o 15 años embarazadas, y un montón de enfermedades sociales que viven nuestros sectores populares. Hay que resolver ese problema, y tienen que empezar a meterse los economistas. No lo podemos resolver nosotros, solo lo podemos diagnosticar, pero necesitamos que empiecen a pensar políticas económicas para ese proceso”.

En este sentido, comenta que esta idea es una etapa superadora de los primeros reclamos populares, pues “con la desaparición del empleo como ordenador, apareció la primera cuestión que empezamos a pelear los sectores populares, y es el tema de subsidios del Estado. Al principio, esos subsidios eran del estilo Banco Mundial, que fue de hecho el gran inventor del clientelismo, porque era una ayuda focalizada, con las ONG, y algunos planes sociales a públicos específicos. Pero el Gobierno empieza a institucionalizar estos subsidios de una forma más universal y rompiendo la política clientelar del Banco Mundial.

Ahora, nosotros expresamos la necesidad de transformar esos subsidios en salario, hoy en día casi el 12% del PBI va a los trabajadores como salario indirecto, pero eso se tiene que transformar en salario directo. Cómo hacer que el trabajo que se autoinventaron los compañeros sea su principal fuente, porque en el 47% de los hogares argentinos su mayor entrada no es el salario, sino una o dos jubilaciones, la Asignación por Hijo, o un programa de Cooperativas que, sumadas, son más que el salario que el hombre hace cuando va a hacer sus ‘changas’. Bueno, eso hay que cambiarlo, esa es la tarea que queda, y es el reclamo central de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, sabiendo que es un trabajo de sintonía fina, como dijo Cristina en su momento, y de mediano y largo plazo”.

De hecho, agrega que el único sector político que entendió este nuevo paradigma fue el Frente para la Victoria, ya que “en la oposición, algunos creen que todavía están viviendo en un mundo oligárquico, y otros en el capitalismo salvaje. Ninguna de estas cosas existe en el nuevo mundo. Hoy, la distribución del ingreso en el mundo genera incluso divisiones de clase entre los trabajadores. Es decir, no solo hay que agregar lo que decía Perón del fifty -fifty, sino cómo se divide la torta en la clase trabajadora. En la Argentina, un 20% de la clase trabajadora es de clase media, su nivel de consumo es muy alto, ya que pertenecen a empresas con alto nivel tecnológico y con alto nivel de capital, y es muy bueno que sea así. Ahí no está el problema, el problema está en la explotación de la marginación por parte de las empresas no reconvertidas, por oficios no productivos, no rentables para el capitalismo, y el autoempleo y la economía popular. Hay que resolver este problema dentro de la clase trabajadora.

Francisco y Cristina

Pérsico es un tipo sencillo, tanto que no hace mucho le regalaron un chaleco “de marca”, un periodista lo publicó y sus amigos lo cargaron durante semanas. La barba cada vez más blanca y crecida completan una imagen de persona tranquila, casi un hombre de campo de esos a los que apoya desde la Secretaría de Agricultura Familiar en la que lo instaló la presidenta Cristina Kirchner.

Ella y el papa Francisco lo entusiasman y los asocia ante cada tema que se le propone, política, religión, economía… Explica cuál es la ligazón entre la Presidenta y el Pontífice, esa relación que “tanto molesta a políticos y periodistas opositores al Gobierno”.

“Francisco coincide con Cristina en la forma de entender el mundo en el que están. Comprenden el modelo capitalista que domina y eso no lo pueden perdonar los opositores” razona Pérsico. No necesita forzar las ideas del Papa, ya en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el jesuita señaló la inequidad y la falta de justicia social como raíces de los males sociales. En su encíclica inaugural no ahorró meterse en temas que bien podrían ser una hoja de ruta para el trabajo del Movimiento Evita que conduce el dirigente que nació en La Plata: oposición a la cultura del descarte, carencia de agua entre los más pobres, rechazo de los intentos de privatizar los pulmones del planeta, poder económico, crisis financiera, defensa de la política frente al interés económico, relativización del concepto de propiedad privada, entre otros.

“El Papa y la Presidenta ven la realidad, la comprenden, eso los lleva a mirarla desde prismas muy parecidos. Al entender y privilegiar a los humildes, se ponen del mismo lado. Eso genera esperanza frente a un mundo capitalista, consumista y excluyente.”

“Este viaje de Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay va a ser muy populoso, se van a volver a juntar multitudes para estar con él, y para el Papa será una forma de agradecerle al continente esa generación de líderes como Néstor, Cristina, Chávez, Lula, Dilma… y también como todos los Pedros, Lucías, Juanes, surgidos en cada barrio, esos compañeros piensan hoy que es posible otro mundo mejor y se comprometen para lograrlo”. Cree que el propio Francisco es uno de esos líderes que Latinoamérica dio al resto de las regiones.

Pérsico fue militante cristiano, montonero; fue verdulero, piquetero, líder del “Evita” y, con Néstor Kirchner… kirchnerista y funcionario. “Cuando éramos jóvenes –dice–, queríamos cambiar el Estado, el mundo y también a la Iglesia. Hoy Francisco nos permite llevar el pueblo a la institución, que es la forma verdadera de cambiar las cosas; él abre las puertas y, por el contrario, las estructuras quieren mantener las cosas como están.”

Metiéndose con la encíclica que impacta con sus certezas y acusaciones a los responsables de pobrezas y de la destrucción del mundo, Pérsico enfatiza que “si las burguesías del mundo siguen consumiendo como ahora, van a destruirlo. ‘Vivir mejor’ no tiene fin, en cambio ‘Vivir bien’ es un estado de equilibrio con la sociedad, el ambiente y con uno mismo”.

“Con la encíclica se opone a un mundo que busca producir más y más, tirar las sobras y que después los empobrecidos coman de la basura. Y que diga esto desde ese lugar conmueve a todas las estructuras del mundo.” Antes de volver a las tareas de su gestión concluye enfatizando que “la concentración económica, la inequidad, el consumismo, enferman a la sociedad; y eso es difícil de cambiar, pero Francisco nos da mucha esperanza”.

Miradas al Sur - 5 de julio de 2015

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