La prioridad de Macri y Scioli

Marcelo Zlotogwiazda
Desde el domingo pasado hasta el 22 de noviembre los dos candidatos no tienen prioridad, porque prioridad hay cuando existen alternativas. Desde el domingo pasado hasta el 22 de noviembre Mauricio Macri y Daniel Scioli tienen un único objetivo que es ganar la elección. Pero sea quien sea el triunfador, no hay duda de que una vez electo tendrá como prioridad en materia económica conseguir dólares para aflojar la restricción externa y, sólo así, intentar cumplir las promesas que realizó durante la campaña. Justamente en ese tema prioritario radica una de las pocas diferencias notorias entre lo que el sciolismo y el macrismo vienen diciendo en la campaña.

Una prueba clara de que el sciolismo considera asunto prioritario a la escasez de dólares es el título del último informe de la consultora de Miguel Bein, uno de los economistas de cabecera del candidato: “La restricción externa al tope de la agenda”, afirma sin ambigüedades. Lejos de los típicos informes de consultoría que se limitan a diagnosticar y pronosticar variables, el que el Estudio Bein distribuyó cuatro días antes de la elección presidencial despliega una batería de medidas que conforman un plan de acción para la inmediata coyuntura que enfrentará el próximo gobierno.

El documento descarta abordar el problema de la falta de dólares mediante una devaluación brusca por “el riesgo de terminar en una aceleración en la tasa de inflación, sin las ganancias en términos de competitividad buscadas al inicio”. Y con el evidente objetivo de marcar diferencia con el macrismo, también descarta la idea de levantar rápidamente el mal llamado “cepo”. Al respecto, sostiene que el problema es la restricción externa y no los controles de capitales, sin los cuales la falta de dólares hubiera sido mayor.

Acerca de cómo conseguir los tan ansiados dólares, el informe presenta cinco variantes no excluyentes. La primera es incentivar la liquidación de los saldos exportables de la campaña agrícola 2014-2015, estimados en más de 7.000 millones de dólares. Para ellos propone como zanahorias la eliminación de las retenciones a todos los productos a excepción de la soja, que tendría una rebaja de 15 puntos porcentuales, y el otorgamiento de reintegros o devolución de impuestos por hasta un 12 por ciento. Esos incentivos tienen un costo fiscal enorme de alrededor de 70.000 millones de pesos, que se cubrirían con un recorte de subsidios al consumo de energía por un monto equivalente; es decir, con aumento de tarifas a sectores medios y altos que desde hace años pagan la luz a precios absurdamente bajos. El título del informe ponía a la falta de dólares al tope de la agenda; el subtítulo es “Subsidios mal direccionados y retenciones inviables”.

Una segunda vía para conseguir dólares sería un plan de repatriación y blanqueo de capitales mediante un sistema que el informe esboza, para tratar de reintroducir al circuito productivo parte de la gigantesca masa de fondos fugados por entre 200.000 y 400.000 millones de dólares, según cuál sea la estimación que se tome.

Además, se contempla la obtención de créditos por parte de organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento, y la renovación y ampliación del préstamo de yuanes por el equivalente a 11.000 millones de dólares que están incluidos en las reservas del Banco Central.

(Disquisición: varios economistas objetan que se contabilicen los yuanes en las reservas. ¿Cuál es la diferencia en el mundo actual, dado el rol de China, entre incluir un préstamo en yuanes convertibles o en dólares o euros? En todo caso, sería mejor que no fuera un préstamo, y que las reservas se fortalecieran como resultado de un mayor superávit de cuenta corriente. Pero, en todo caso, el problema no es que sean yuanes.)

Volviendo al informe, plantea que una vez logrado cierto desahogo con las medidas anteriores, se “negocie desde una posición de mayor fortaleza con los fondos buitre, buscando una solución justa y acorde a los intereses nacionales que permita destrabar el default técnico”. Como se verá, la secuencia que propone el macrismo es distinta.

Para finalizar, la quinta alternativa de Bein para juntar dólares es, una vez levantado el default, acudir al mercado de crédito internacional. Señala que el bajísimo nivel de deuda pública y la liquidez internacional vigentes son condiciones muy propicias para lograr financiamiento en buenas condiciones.

Desde el macrismo el abordaje es muy diferente. Aunque ya no hablan de levantar “el cepo” de inmediato, prometen que lo harán muy pronto. La fundamentación más completa figura en el último informe semanal de la consultora Economía & Regiones que fundó Rogelio Frigerio (nieto), que además de ser el actual presidente del Banco Ciudad fue designado por el candidato, junto con Alfonso Prat Gay, como vocero en asuntos económicos en reemplazo de los más ortodoxos Carlos Melconian y Federico Sturzenegger.

El informe sostiene: “Mientras exista el Cepo Cambiario, los argentinos no ‘hundirán’ los dólares que mantienen fuera del sistema y los extranjeros tampoco traerán divisas para invertir en el país. Ningún argentino estará dispuesto a ingresar sus dólares sin la certeza de que podrá acceder libremente a insumos, bienes intermedios o de capital importados. Por otra parte, los extranjeros no invertirán en una economía en la que no se pueda distribuir libremente dividendos ni girar utilidades al exterior”. Por lo tanto, proponen como primera alternativa para conseguir dólares “colocar deuda en el mercado, aunque exige a priori encarar la negociación pendiente con los holdouts y volver a los mercados voluntarios de crédito internacional”.

Y agregan que, para levantar el cepo y para colocar deuda “será necesario una corrección de las distorsiones macroeconómicas vía reducción del riesgo país (acuerdo con los holdouts), reducción de subsidios, adecuación de tarifas, disminución de la presión tributaria, menor inflación y menor emisión, y corrección cambiaria”.

La consultora vislumbra que se vienen meses muy difíciles. “Haciendo las cosas bien, lo más prudente sería no esperar un rebote de la economía hasta el último trimestre de 2016”, pronostica.

No hay duda de que son dos visiones muy diferentes de qué hacer frente al problema prioritario de la economía.

Sí hay duda acerca de cuánto incidirán estas cuestiones en la elección del próximo 22 de noviembre.

Revista Veintitrés - 29 de octubre de 2015

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