Para la Iglesia, Brasil es "un paraíso financiero"

La Conferencia Nacional de Obispos cuestionó las altas tasas de interés. Y dijo que, bajo la política económica de Lula, se concentró aún más la riqueza. Fuente: Clarín

La Iglesia Católica brasileña reavivó sus críticas contra la política económica y social del gobierno de Lula da Silva. La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), máximo organismo de la jerarquía eclesiástica, cuestionó con dureza inusual la "política de altas tasas de interés" practicadas por el equipo económico de Lula y dijo que bajo la presidencia del ex líder sindical, el país se convirtió en "un paraíso financiero".

Estas fueron las exactas palabras del obispo Odilo Scherer, secretario general del organismo católico, para quien la política económica "es extremadamente concentradora" de las riquezas. Desde el Planalto, varios ministros dejaron trascender que Lula considera "injustas" las críticas eclesiásticas. Preocupado por las repercusiones en un año electoral, Lula encargó al secretario de la Presidencia, Luis Dulci, que tienda puentes con los obispos.

Según colaboradores presidenciales, lo que más dolió a Lula es que Scherer haya dicho que su gobierno no consigue garantizar empleo ni disminuir la pobreza. Para el presidente brasileño, el gobierno del PT tiene el mayor programa de distribución de ingresos en el mundo, que incluye la asistencia de 9 millones de familias de baja renta. Lula habría asegurado a sus ministros que este año habrá una gran sorpresa con el crecimiento económico. De hecho, los aires de reactivación ya se sintieron con fuerza en el primer bimestre, con la aceleración de los programas sociales y de inversiones públicas.

De cualquier manera, y por algún motivo que origina discordias donde antes hubo consonancia, la curia católica -tradicionalmente más de izquierda que en Argentina- apuntó desde varios ángulos contra el gobierno de Lula. El cardenal Claudio Hummes, arzobispo de San Pablo, dijo que el pálido crecimiento del PBI brasileño en 2005 (de 2,3%) fue "una sorpresa desagradable para todo Brasil". Estuvieron muy atrás de las previsiones que de por sí no era estimulantes. Esto "nos debe hacer reflexionar a todos en esta campaña electoral", sostuvo el prelado. El obispo defendió que haya políticas sociales que no se limiten a la transferencia de ingresos vía pagos de subsidios a las familias más humildes.

Algunos analistas consultados por Clarín, y que prefirieron no dar sus nombres, dieron una interpretación de la ola de cuestionamientos de la Iglesia al gobierno. "La curia estaría tomando posición a favor de uno de los eventuales candidatos opositores, el gobernador Geraldo Alkmin, quien mantiene una relación muy afinada con la jerarquía eclesiástica". Alkmin, gobernador de San Pablo, es uno de los nombres que baraja el Partido Socialdemócrata (PSDB) como eventual sucesor de Lula en la presidencia. El otro es José Serra, un ex marxista sin ninguna conexión con el catolicismo brasileño. La prensa brasileña afirma que Alkmin pertenece al Opus Dei (la orden religiosa más próxima del Papa Benedicto XVI) aun cuando el gobernador paulista se haya esmerado en negarlo.

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