Comunicación y política: la imposibilidad de separarlas

María Cristina Mata
Hace alrededor de 15 años, uno de los más lúcidos intelectuales argentinos, Sergio Caletti, señalaba que una de las dificultades para pensar críticamente las vinculaciones y entrecruzamientos entre los fenómenos comunicacionales y políticos era la naturalidad misma de esos cruces aunada a la persistencia de una “concepción en última instancia técnica de la comunicación y la política”; es decir, a la identificación de la comunicación con estrategias de producción y diseminación de mensajes y de la política con un aparato o maquinaria social y, por consiguiente, como institucionalidad regulada.

A pesar de las muchas complejizaciones realizadas desde entonces, ese modo de pensar la comunicación y la política sigue hoy predominando. Esa persistencia se refleja en las numerosas producciones que se interrogan acerca del modo en que la comunicación -en términos de tecnologías y estrategias- afecta a la política en términos de actividad institucionalizada. Así proliferan los estudios que culpan a medios y tecnologías del deterioro de la política convertida en espectáculo o entretenimiento o, en las antípodas, los que auguran avances democratizadores y participativos gracias a las redes y la interactividad.

América Latina en Movimiento N° 513-514 (ALAI) - mayo/junio de 2016

Compartir en