Argentina, año verde

El Gobierno anunció un blanqueo de capitales con los que buscará fondear al Estado y secar el mercado “blue”.

Para las ciencias sociales, la expectativa es aquello que se considera lo más probable que suceda. Una suposición centrada en el futuro que gravita en el comportamiento de los individuos y de la sociedad en general. El detalle: la expectativa puede estar fundada en hechos reales. O no.

Otro debate con apariencia de todo o nada

“Nos preocupa que el Senado ponga el foco en un mercado ilegal insignificante, que ni siquiera podemos medir. Si bien sabemos que existe, no somos como el avestruz, nuestra preocupación es que estén todos los dólares para la economía formal. Estamos convencidos de que nuestro tipo de cambio es competitivo”. Así se expresó Mercedes Marcó del Pont, titular del Banco Central, quien participó del primer debate sobre el proyecto de exteriorización de capitales. El conjunto del equipo económico, integrado por Hernán Lorenzino (ministro de Economía), los secretarios Axel Kicillof (Política Económica) y Guillermo Moreno (Comercio Interior), el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y Marcó del Pont brindaron detalles sobre los tres instrumentos financieros que se crearán luego del blanqueo de capitales. La oposición, lejos de proponer alternativas al proyecto o mejorar su redacción, estuvo obsesionada por dos temas: la inflación y el tipo de cambio, con un discurso cercano al de los economistas que piden una devaluación abrupta del peso. El debate duró seis horas, pero la mayoría de los senadores opositores se retiraron del Salón Azul de la Cámara alta antes del final.

“Una devaluación impactaría en el PBI, habría una menor capacidad de importación. Aquellos que están preocupados por ese verso de la estanflación, ¿qué piden? Directamente una devaluación. Esta no es la solución de nada”, lanzó Kicillof, luego de realizar un minucioso recorrido por la política económica argentina que le sirvió para explicar la cultura del dólar que impera en el país, pero que se intenta transformar.

–Usted no está hablando del proyecto. Hace una hora que está hablando de historia. No nos versee más –interrumpió el radical Jorge Cimadevilla.

–Esta historia es lo que explica el origen del problema (en relación al dólar). La devaluación está asociada con la especulación financiera –retrucó el viceministro de Economía. Tras oír esa respuesta, Cimadevilla salió del salón para regresar tiempo después.

“Hay un tema que me preocupa y es que estos instrumentos sean al portador. Muchos se van a escudar en el anonimato. Estamos abriendo las puertas para que Argentina sea un paraíso fiscal”, argumentó la puntana Liliana Negre de Alonso.

El secretario Guillermo Moreno tomó la palabra y en tono pedagógico respondió: “El que exteriorice divisas quedará registrado. No es que van a entrar capitales por cualquier ventanilla. Hay toda una regulación del sistema financiero. Si usted se refiere al mercado secundario para comercializar estos instrumentos, no tiene sentido exteriorizar para luego volver al mercado ilegal. El suyo es un argumento similar al de Morales, pero con un poco más de altura”, respondió Moreno.

Antes de este cruce, Morales le formuló a Moreno una suerte de problema de tres simple: “Una persona ingresa 100 dólares y los cambia por el Certificado de Depósito para la Inversión (Cedin). ¿Cuántos ladrillos puedo comprar con ese Cedin?”. La pregunta, que parecía inocente, apuntaba a deslegitimar el valor de cambio de los Cedin y a que los contribuyentes volverían a ingresar en un mercado ilegal. No conforme con la primera respuesta, Morales insistió varias veces con su pregunta. Cimadevilla no se quedó atrás y fuera de micrófono preguntaba: “¿A cuánto van a cotizar los Cedin, a cuánto?”. La respuesta fue la misma para Morales, Cimadevilla y Negre de Alonso.

Cimadevilla tuvo la oportunidad de realizar otra consulta, esta vez con el micrófono prendido. “Además de mentir con el Indec y el control de precios, ¿qué van a hacer con la inflación?”, lanzó el radical. “Perdón, no se le escuchó bien. ¿Además de qué...?”, ironizó Kicillof. Cuando el ministro se aprestaba a responder, Cimadevilla insistió: “Me gustaría que me conteste, no que me sanatee”.

La oposición tuvo poca presencia en la discusión de ayer. Sólo estuvieron presentes los radicales Ernesto Sanz, Morales, Cimadevilla y Laura Montero. Del peronismo disidente participaron Adolfo Rodríguez Saá y Negre de Alonso. Y por el FAP, Rubén Giustiniani y Jaime Linares. Ninguno resistió las seis horas de debate. Sobre el final, sólo quedó Montero, quien pretendió cerrar la jornada como presidenta de la Comisión de Economía e Inversiones, ante la ausencia de todo su bloque.

“El país no es confiable, nadie nos presta plata. Esta es la ley del perdón y el premio para los evasores. Es gravísimo. Los que están provocando la bimonetización son los integrantes del equipo económico. Se han quedado en 2007, 2008, cuando comenzó el proceso inflacionario. Como no han hecho absolutamente nada eficiente, el futuro ya llegó. Tenemos una caída importantísima de crecimiento y problemas en todas las actividades económicas”, esgrimió Montero casi en soledad hasta que al promediar el final de sus palabras, Morales ingresó al Salón Azul.

Al lado de Montero se sentó Marcó del Pont, quien tomó la posta para responderle a la ex ministra de Economía de Mendoza, en tiempos de la gobernación de Julio Cobos. “La verdad es que somos uno de los países de América latina con el mayor nivel de inversión por sobre el producto bruto interno. Esto lo dicen la ONU, la Cepal. Somos uno de los pocos países de la región que aumentaron el valor agregado de sus exportaciones. Esta es la Argentina real. No la que ustedes quieren contar”, retrucó la presidenta del Banco Central.

La semana que viene continuará el debate parlamentario, probablemente con más especialistas que disertarán sobre el proyecto. El objetivo del FpV es conseguir dictamen para llegar al recinto el 22 de mayo. Después de obtener la media sanción en esa instancia, el proyecto pasará a la Cámara de Diputados para su aprobación definitiva. De ser así, la iniciativa empezará a aplicarse hacia mediados del mes que viene.

Falsos argumentos y debates necesarios

En algunas épocas más intensamente y en otras menos, pero el dólar desde hace tiempo ocupa un rol central en el debate económico en la Argentina. Protagoniza frases históricas como la de “¿quién ha visto alguna vez un dólar?”, atribuida a Juan Domingo Perón en su primera etapa, como un intento por demostrar lo ajeno que podía resultar el tema al común del pueblo, hasta “el que apuesta al dólar, pierde”, de un oscuro ministro de la última dictadura que así creía poder desalentar la corrida hacia la divisa estadounidense.

Detrás del arbolito

Lo ocurrido en la última semana en el mercado cambiario, en su segmento marginal o ilegal, provocó preocupación, desconcierto, pronósticos pesimistas y un debate poco transparente (sin revelar, en muchos casos, las intenciones) en torno de la interpretación de las motivaciones de la presión sobre el dólar.

Una estafa con buena prensa

Suele ocurrir en economía, sobre todo en estructuras concentradas: aun siendo tan pocos, pueden provocar un enorme daño. Ayer, en el mercado marginal, irregular o ilegal –cualquiera de estos calificativos le cabe, pero no el de “libre”– se habría operado por menos de diez millones de pesos. Es decir, poco más de un millón de dólares negociados a los valores informados reservadamente (no podría ser de otra forma: la compraventa en este mercado no se declara ni se registra). Al ser tan opacas las transacciones, el valor tampoco queda definido en un libre juego de oferta y demanda: basta con que un par de operadores “de peso” se pongan de acuerdo y hagan correr la versión de haber concretado una compraventa “a un valor X”, para que ese “valor X” se convierta en la referencia del día. ¿Abuso de posición dominante? ¿Estafa a pequeños ahorristas? Quizá. Pero en un mercado absolutamente irregular y oscuro, “todos los gatos son pardos”, según el dicho popular.