Tanto por el aumento de la concentración y extranjerización, como por el impacto de las regulaciones del Banco Central establecidas en los años ‘90, el sistema financiero argentino no ha cumplido ni cumple con su función esencial de apoyar a la actividad productiva, en particular a los sectores y a las regiones de menor desarrollo relativo.

Por lo tanto, es necesario adoptar mecanismos destinados tanto a revertir la concentración y extranjerización del sistema financiero como a mejorar el acceso al financiamiento de las pequeñas y medianas empresas y de los sectores y regiones del país con menor poder económico. Se trata de contribuir a la extensión y democratización del crédito como un componente imprescindible para la construcción de un país con un desarrollo más equilibrado, justo y solidario.

Este logro no será posible sin desarrollar una banca nacional y en primer lugar una banca de servicio, dentro de la cual la banca cooperativa ocupe un rol destacado.