Crítica al libro de Roberto Kozulj

En los inicios del siglo XXI la civilización occidental va dejando entrever (posiblemente, como nunca antes) que se acerca el fin de una era, de las promesas más caras de la ilustración y en especial de los augurios -frustrados- del siglo XX, con el fin de los “años dorados”. No se trata de que a las banderas de “igualdad, libertad y fraternidad” se deba agregar la de la “inclusión”, como es ahora usual oír decir en relación con los sucesos ocurridos en Francia. Porque la no inclusión encierra obviamente la negación 150 realidad económica 216 16 de noviembre al 31 de diciembre 2005 de las otras tres: la desigualdad, la más que coartada libertad y la por demás escasa fraternidad. En ese contexto, la pregunta obvia es ¿por qué durante los años dorados del capitalismo y del socialismo sovié- tico estas promesas parecían aún poder ser cumplidas y sobre el final del milenio, en apenas tres décadas, todo esto se ha convertido en una intolerable utopía? Las evidencias de que la invasión a Irak se hallaba planteada desde mucho antes del 11 de setiembre, las declamaciones a favor del doble estándar moral que aplica Occidente y los recientes estallidos de violencia en Europa, son tan sólo algunos de los signos que hablan de una crisis de envergadura insospechada, no sólo ética, sino obviamente económica; y de las más preocupantes. La sombra del fin de la democracia se manifiesta bajo múltiples formas y es casi un hecho -más allá de los modelos bajo los que se la intenta encubrir-. Aunque la protesta contra tal estado de cosas no deja de estar presente, lo cierto es que no parece ser capaz, por sí misma y, al menos por ahora, de revertir el rumbo de la historia.