La institución ¿Escándalo o necesidad?
Toda institución tiene una misión, y para actuar requiere tener una organización. Una misión sin organización sólo sería palabras en el aire,una invocación sin efectos. La organización encarna la misión y la hace penetrar en el mundo real: reúne a individuos en edificios,les brinda los equipos y suministros necesarios para su actividad, de manera que la misión pueda alcanzar su objetivo al concretarse en productos (bienes o servicios). La implementación de una organización es una inversión que demanda un gran esfuerzo. Por eso después no se cuestionará fácilmente el resultado de tal esfuerzo.Esta es la razón de que la institución tienda naturalmente a estabilizarse,a prolongarse en el tiempo: exige perennidad. La distribución de los poderes legítimos (el “territorio” de las diversas direcciones), la definición de los procedimientos y los hábitos de trabajo,cuya elección inicial fue libre,se convierte enseguida en algo sólido como el cemento.En algunas instituciones,esos procedimientos,esos hábitos y la jerarquía de los poderes legítimos serán sacralizados hasta tal punto que el hecho de volver a discutirlos parece algo blasfemo. Una ley sociológica tan implacable como una ley física dice que la organización, al desarrollarse, da prioridad a su propia perennidad y olvida la misión.