Saber frenar a tiempo
Un estudio realizado por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPyS), con los auspicios de la Fundación Ford y el Open Society Institute alerta sobre la concentración de medios en América latina.
"Cada ciudadano latinoamericano, en promedio, asiste menos de una vez al año a una sala de cine, adquiere medio disco compacto por el circuito legal y compra el diario sólo diez de los 365 días del año. En cambio, accede cotidianamente a los servicios de televisión abierta y de radio".
Así de preciso y contundente es lo que se desprende de la interesantísima y profusa investigación propiciada por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPyS), con los auspicios de la Fundación Ford y el Open Society Institute, que acaba de fructificar en un libro de reciente aparición y lectura imprescindible ( Periodistas y magnates , Prometeo Libros, Buenos Aires, 2006).
"Prácticamente hay un televisor y dos radios por hogar en promedio. La producción de libros y la venta de entradas de cine superan a la venta de discos y compact discs", resume el trabajo coordinado durante dos años y medio en nueve países latinoamericanos por los investigadores argentinos Guillermo Mastrini, director de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UBA, y Martín Becerra, secretario académico de la Universidad Nacional de Quilmes.
Tal como reza el subtítulo de la obra, que tiene 330 páginas -"Estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina"-, se trata del primer censo, con datos objetivos recolectados en el año 2000 por toda la región, que describe la conformación y el modus operandi de los principales grupos económicos, desde hace un tiempo convergentes, que provienen de las telecomunicaciones, el periodismo, la Web y el audiovisual.
Según Ricardo Uceda, director del IPyS, la situación de estos mercados en la Argentina y en los países que la circundan podría sintetizarse en que "el primer operador acapara, en promedio, más del 30 % del mercado, mientras que los cuatro primeros superan el 80%. El medio con mayor índice de concentración es la TV abierta, con el 85%, seguido por la TV por cable (84%) y la prensa (62%). La radio es el medio menos concentrado, con 31% de la cuota de mercado para los cuatro primeros operadores. El hallazgo superó con creces los niveles de concentración previstos".
Aunque ciertas resonancias del título ( Periodistas y magnates ) podrían evocar la tendencia altisonante, panfletaria y gratuitamente áspera de la crítica furibunda hacia los medios, sus propietarios y, especialmente, sus contenidos, que predominaba en los 70, el enjundioso estudio redactado por Becerra y Mastrini no sólo parece ubicarse en las antípodas de aquélla, por el notable esfuerzo que hacen por exponer, casi de manera científica, la información recolectada, sino que avanza en una suerte de crítica moderada sobre aquellas visiones más románticas y militantes y, en no pocos casos, prejuiciosas, cerradas sobre sí mismas, que propiciaban soluciones drásticas y chauvinistas en consonancia con los movimientos de liberación y de insurgencia que soplaban a principios de esa década, que terminó arrasada por dictaduras militares en varios países de la región.
Con gran lucidez el IPyS señala esa "sensación de estar discutiendo en el aire" y para subsanar esa falencia resolvió desarrollar esta útil investigación regional que implica un sustancial giro en la manera de encarar la problemática de los medios en América latina, no ya conformándose con una mera agitación ideológica del tema, reparando sólo en los contenidos, sino llevando el análisis a lo económico, para después llegar a conclusiones en otros planos. Según este trabajo, América latina es la región del mundo con menos participación del Estado en la propiedad de los medios gráficos y audiovisuales, en tanto que Brasil, México y la Argentina son los países en mejores condiciones de ostentar una producción cultural más diversificada.
En el informe correspondiente a nuestro país, donde se analizan minuciosamente las características de cada mercado (prensa, TV, radio, cine, Internet, discos, libros, telefonía), se consigna que "el nivel de acceso de la población a los bienes y servicios y la capacidad de producción de contenidos nacionales superan la media regional". Pero, agrega, que "este desarrollo se ve opacado por un nivel de concentración importante. Si bien en casi todos los mercados (con excepción de la telefonía básica y móvil) hay una importante diversidad de operadores, la mayoría de éstos sólo alcanzan una presencia testimonial, tanto económicamente como por la cantidad de abonados/audiencia". La conclusión es inquietante: "Si se considera a los cuatro primeros operadores de dichos mercados, el nivel de concentración alcanza al 73,68% de la facturación y al 77,15% de la audiencia/abonados".
Todo este caudal informativo fue motivo de un rico intercambio de opiniones y exposiciones en las dos jornadas que tuvieron lugar el lunes y martes últimos en un hotel céntrico, organizadas por el IPyS y el Foro de Periodismo Argentino (Fopea).
Según los autores, tal nivel de concentración podría afectar la diversidad de fuentes. A la ya de por sí marcada concentración geográfica, que hace prevalecer "la visión de las elites capitalinas" sobre otros enfoques regionales, se suma la indiscriminada desregulación económica que prevaleció en América Latina en la década pasada y que resultó, a la vuelta de los años, paradójicamente, lo contrario de lo que se había propuesto: en vez de redundar en mayores posibilidades de negocios para más grupos económicos, los jugadores son cada vez menos. Entre las distorsiones que se generan, Mastrini y Becerra anotan las "políticas de precios predatorias destinadas a eliminar la competencia, se establecen cuellos de botella entre la producción y la distribución y se fijan potenciales controles oligopólicos sobre la red de distribución de contenidos".
Los daños son en todo nivel: el público recibe un menú recortado, otros empresarios del sector ven su campo de acción restringido y también sufre la producción de contenidos por parte de emisores independientes expuestos como están continuamente a prácticas patoteras que buscan la obtención de dudosas "exclusivas" mediante variados amedrentamientos sólo destinados a perjudicar a quienes compiten limpiamente.
Fuente: La Nación