"Los gremialistas eran un obstáculo para el plan de Ledesma"
El "Coya", como lo conocen, fue presidente de la obra social del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma. Trabajó con Arédez cuando el ex jefe comunal prestaba funciones como asesor de Salud en el gremio y, junto al vicepresidente de la obra social, Jorge Osvaldo Weisz, controlaban el cumplimiento de la Ley de Salubridad.
Ambos dirigentes fueron secuestrados durante la última dictadura y permanecen desaparecidos.
"No nos secuestraron (a los gremialistas) por lo que nosotros pensáramos sino porque obstaculizábamos los proyectos económicos neoliberales, proyectos perversos que consistían en el bienestar para 10 millones de argentinos y que el resto se la arreglara como pudiera. En un principio no creí en tamaña perversidad, pero al transcurrir 36 años me felicito por haber sido obstáculo. Considero a Arédez y a otros como héroes, que resistieron hasta las últimas consecuencias, y realmente puedo decir, y no sólo yo sino 40 millones de argentinos, que no estábamos equivocados", manifestó Condorí ante preguntas de la abogada querellante Paula Álvarez Carreras y del ex juez federal Horacio Aguilar, defensor de Blaquier y Alberto Lemos, ex administrador de Ledesma.
"¿Por qué cree usted que lo secuestraron a Arédez?", preguntó Álvarez Carreras. "No estaba cuando lo secuestraron, él vivía en Libertador San Martín y yo acá (San Salvador de Jujuy)", respondió Condorí pero explicó lo que "todo el mundo" pensó cuando sucedió: "Su accionar era un obstáculo para el proyecto que tenía el Proceso de Reorganización Nacional y palpábamos que había una manifiesta animosidad de la empresa hacia su persona y su asesoramiento. La animosidad nace a partir de que el Dr. Arédez daba medicamentos que no figuraban en el vademécum, que eran sólo 12. Los médicos estaban obligados por la empresa a entregar esos medicamentos o incluso placebos, porque la lectura que hacían (los Blaquier) era que los obreros se hacían los enfermos para no ir a trabajar. Pero Arédez argumentaba que él era hijo de obreros y que eso iba contra sus principios y su juramentación profesional. Ledesma decía que era un demagogo por hacer eso."
Luego de su secuestro, Condorí pasó, entre abril y octubre, detenido en el Penal de Villa Gorriti, en Jujuy, donde coincidió con Arédez y otros presos relacionados con Ledesma, como Ramón Bueno, integrante del Sindicato de Trabajadores del Azúcar del Ingenio, y Carlos Melián, técnico mecánico de la empresa.
En su relato, el testigo recordó que el ex intendente de Libertador San Martín le dijo cómo había sido su primer secuestro, el 24 de marzo de 1976. "Fueron a su casa alrededor de las 3 de la mañana, en un vehículo de la empresa Ledesma y con un chofer que trabajaba en Ledesma, era un tal Kairuz (en referencia a Juan de la Cruz Kairuz, policía y empleado de la empresa como técnico del Club Atlético Ledesma de Jujuy). También participaron la policía de la provincia y el Ejército. Lo llevaron hasta la seccional de Libertador y luego al penal de Gorriti junto con otros detenidos, la mayoría ex dirigentes del azúcar", señaló.
"¿Le describió Arédez el logo de la camioneta?", preguntó Aguilar, tratando de hallar algún hueco en su declaración, a lo que Condorí contestó: "No, pero lo conocíamos todos, es el que tiene hasta el día de hoy." "¿Por qué cree que a usted lo dejaron en libertad?", volvió a preguntar el ex juez federal que ahora ejerce la defensa de Blaquier. "Yo soy profundamente creyente y creo que estoy vivo y aquí sentado porque Dios así lo dispuso", contestó.
Una lucha por la dignidad
Uno de los principales reclamos de la obra social que presidía Hugo Condorí era el cumplimiento de la Ley de Salubridad (1655/46) y de la Ley de Vivienda Digna (1814/46), ambas aprobadas durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. "El Dr. Arédez tuvo una participación clara en el tema, nos asesoraba como médico y nos daba información sobre cómo hacer para obligar a la empresa a través de presentaciones judiciales o el Ministerio de Trabajo", recordó el ahora titular de la Asociación de Ex Presos Políticos de Jujuy, al tiempo que detalló cómo eran las condiciones de trabajo en el Ingenio desde finales de los años sesenta: "Se nos morían compañeros trabajando y la mortalidad infantil en la zona era muy grave. Donde más se manifestaba era en El Talar, a 40 kilómetros de Ledesma, donde había una concentración de zafreros que superaban los 4500. Ahí sólo había una sala de primeros auxilios con una enfermera pero sin ningún servicio médico. Las condiciones de vivienda eran infrahumanas, vivían hacinados en esas casas tipo pabellones que eran construidas en caña hueca y barro, techos de chapas, donde vivían diez o doce familias. Con baños llamados letrinas que había cada dos o tres pabellones. La gente hacía cola como si fuera a la carnicería para ir al baño. Había también un alto nivel de contagio de epidemias como el Mal de Chagas. Era claro el incumplimiento de la ley."
Para la aplicación de esas leyes se realizaron numerosas negociaciones con Ledesma, de las que participaba el directorio de la obra social, además de los asesores: Arédez como médico y Carlos Patrignani como abogado. Por parte de la empresa asistían el hermano del actual presidente de Ledesma, Luis María Blaquier; el ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Teodoro Adolfo Álvarez (Relaciones Públicas); y los administradores Mario Paz y Alberto Lemos.
Ante la Justicia, Condorí fue contundente: " Todos los delegados fueron presos".
Tiempo Argentino - 31 de julio de 2012