El litio en Argentina: de insumo estratégico a commodity
De esta forma, desde hace unos años leemos en Argentina que el litio es el “metal más liviano del mundo”, que sus propiedades físico-químicas son utilizadas en la producción de baterías eléctricas, que a su vez son demandadas no sólo por la industria electrónica sino sobre todo por la industria automotriz para el desarrollo de una nueva generación de vehículos eléctricos. Esto último sería –afirman– lo que otorga a nuestras reservas de litio un nuevo carácter estratégico.[1]
Sin embargo, ni la forma mineral (espodumeno, petalita)ni la forma química(carbonato, cloruro, hidróxido)con que el producto litio se presenta en el mercado, nos revelan la dimensión histórica y social de su emergencia como nuevo valor de uso.
Esta dimensión social –en este caso– del litio, no refiere a cierto carácter extraeconómico del objeto en cuestión, sino más bien a su determinación general. En los distintos países y períodos históricos, el elemento litio –contenido en la roca o en la salmuera de los salares desde siempre– [2] puede presentarse bajo distintas formas sociales: objeto de investigación, insumo productivo, recurso estratégico nacional o nuevo commodity exportable. La forma social con que históricamente se presenta en cada sociedad determina la propiedad y el usufructo, la extracción y el consumo, la renta generada y la distribución.
En la actualidad, más allá de la lejana demanda industrial, el desarrollo tecnológico de acumuladores electroquímicos de litio podría orientarse a satisfacer una parte importante de la demanda energética de la sociedad, a partir de la generación de energías renovables y sistemas de almacenamiento eficiente. Sólo abordando al litio como objeto social podremos estudiar las determinaciones históricas del modo de acumulación vigente, así como las condiciones del potencial industrializador al servicio de un nuevo esquema energético sustentable.
Revista Herramienta N° 54 - otoño de 2014