El cacerolazo del 13-N
Nuevamente salieron a las calles con carteles y reclamos de aparente contenido institucional. Ya no tienen el nivel de convocatoria de aquel 8-N, pero algunos medios y políticos siguen insistiendo en sus sentidos democráticos y republicanos. No obstante, desde aquellas primeras protestas y marchas de 2012 hasta éstas, hubo tiempo para indagar frente a qué tipo de fenómenos estamos y para darnos cuenta de la necesidad de encontrar nuevos criterios para definirlas y distinguirlas, sobre todo de aquellas que recordamos de los comienzos del siglo, con las que se pueden confundir.
Paradójicamente, las protestas de 2001-2002, a pesar de forzar las renuncias de miembros de las instituciones más importantes del país, son consideradas acontecimientos significativos en la lucha por la democratización de nuestro país. En cambio, éstas que se presentan como “guardianas de la democracia republicana” no son ubicables en esos mismos espacios. Por eso, con el interrogante ¿qué se vio del 13-N en las calles de la Ciudad de Buenos Aires?, nos hacemos otro interrogante que reenvía a la búsqueda de criterios para caracterizar las protestas que interpelan a los gobiernos de la democracia que no hace tanto conseguimos.