A 40 años del golpe genocida del 24 de marzo de 1976
· Hay voces -civiles y eclesiásticas- que hablan de una malentendida necesidad de reconciliación o de olvido;
· Hay voces que hablan de venganza confundiéndola con justicia;
· Hay voces que insisten en la necesidad de una supuesta justicia completa que reflota la perversa teoría de los dos demonios;
· Hay voces que ignoran o disimulan los crímenes de lesa humanidad expresadas en propuestas de conmutación de penas, o proponiendo prisión domiciliaria, argumentando la edad de los genocidas.
Hace 40 años la complicidad empresaria, eclesiástica, periodística y militar puso en marcha el aparato de la muerte: desapariciones forzadas, secuestros y torturas, personas arrojadas al río en pleno vuelo , campos clandestinos de detención, apropiación de niños y bienes personales de los secuestrados.
Y también muerte por la imposición de un modelo económico que provocó la concentración de las riquezas en unas pocas manos, las manos de los sectores más ricos que entonces aplaudían -igual que ahora-, muerte por la entrega de nuestra soberanía, por la imposición de una deuda injusta y odiosa que continua amenazando nuestro futuro.
Y finalmente muerte por una guerra absurda y sin sentido que utilizó como pretexto nuestro justo reclamo por las Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
Aprovechando una fenomenal campaña en los medios de comunicación y la complicidad económica, la dictadura cívico-eclesiástica-empresarial-militar nos sumergió en una “noche oscura” de genocidio y miedo. Por su propia impericia, crímenes e impunidad, y por la lucha de, tantos entre los que queremos hacer memoria de las Madres y Abuelas, o de Obispos como Jaime De Nevares, Miguel Esteban Hesayne y Jorge Novak y también del obispo mártir Enrique Angelelli, la dictadura se resquebrajó hasta finalmente ser derrotada. Derrota que nunca es definitiva, como basta ver en muchas actitudes, nombres y políticas del gobierno actual que ya hemos denunciado en las cartas al Pueblo de Dios Nº 1 y 2.
Como curas en opción por los pobres queremos asociarnos al coro nacional e internacional que grita el ¡nunca más!, unirnos a los que hoy estamos atentos ante todo intento de reflotar algunas o muchas políticas pasadas, y comprometernos a contribuir a seguir poniendo cimientos en la búsqueda de memoria, verdad y justicia.
Curas en Opción por los Pobres (Curasopp)