Del pánico a la revancha
Desde su nacimiento, el PRO fue sumando managers y abogados de negocios desilusionados con la clase política y temerosos de un giro chavista en la Argentina. La intensidad de este temor permite entender la intensidad de la sensación de revancha que el personal del gobierno de Cambiemos expresó públicamente, una vez en el poder, frente a los partidarios del kirchnerismo. Para los managers, esta es la posibilidad de obtener reconocimiento social en un país en el que siempre se sintieron menospreciados. Un fragmento de “La larga marcha de Cambiemos”, de Gabriel Vommaro (Siglo XXI Editores)
Por qué arrasó
En 34 años de democracia hubo tres ciclos políticos: el alfonsinismo, el menemismo y el kirchnerismo. Todos lograron prolongar su poder encabezando la dirección política de fuerzas heterogéneas con una oposición fragmentada. Desde anoche puede hablarse de un cuarto ciclo: el macrismo. Sin los resultados económicos prometidos y atravesando una etapa de conflictividad social, Cambiemos se consolidó en buena parte de la Argentina. Mientras quienes no acuerdan con el gobierno no encuentran ninguna síntesis y respaldan estrategias distintas y diferentes formas de construcción política.
Sostenibilidad y hegemonía
Es difícil afirmar que parte de los politólogos y economistas lograron empaparse del mandato marxista de la conocida Tesis 11 sobre Feuerbach, aquella que recriminaba que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
Vapuleados pero no vencidos
El acento puesto en el show mediático de la noche del domingo, en la manipulación del suministro de información y en la suspensión del escrutinio provisorio cuando ya los datos mostraban que la lista encabezada en Provincia de Buenos Aires por Cristina Fernández de Kirchner superaba a la del oficialismo, no debe ocultar que de todos modos la jornada electoral fue positiva para el macrismo.