Análisis - Bonos, cuasi monedas y política económica
Magnitud del fenómeno
La importancia real que han alcanzado las cuasi monedas no se ve acompañada por una buena información sobre el desarrollo de este fenómeno. Por lo contrario, resulta difícil seguir su evolución debido a la ausencia de un órgano que centralice y difunda los datos y estadísticas correspondientes. Para peor, las cifras al respecto (que se difunden por distintos medios) muestran grandes diferencias entre sí, ya sea porque entre la presentación de una y otra se amplían algunas emisiones, otras se rescatan o, simplemente, se aplican variaciones en su registro. En consecuencia, los valores que se exponen en el texto no pretenden ser precisas sino ofrecer un orden de magnitud del proceso analizado.
En primer lugar, cabe señalar que la emisión total de cuasi monedas supera los 7.600 millones de pesos (con las salvedades presentadas) y su detalle, según ente emisor, figura en el cuadro Nº 1.
Cuadro Nº 1. Stock de emisiones de cuasi monedas hacia diciembre de 2002. En millones de pesos según ente emisor
Título Emisor Monto
Lecop Nación 3.225
Patacón Buenos Aires 2.705
Lecor Córdoba 800
Federal Entre Ríos 237
Cecacor Corrientes 206
Bocade Tucumán 173
Quebracho Chaco 100
Boncafor Formosa 73
Petrom Mendoza 70
Bono Público Catamarca 32
La Rioja La Rioja 17
Patacón I Jujuy 6
Total 7.645
Fuente: Elaboración propia sobre la base de la Subsecretaría de Relaciones con las provincias del Ministerio de Economía de la Nación y la Dirección de Política de Endeudamiento del Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires.
Como se aprecia, hay 12 títulos emitidos, aparte de otros dos aprobados, pero que todavía no circulan (que serán emitidos por las provincias de San Luis y San Juan). La cantidad de títulos registrados implica que la mitad de las provincias ha emitido estos bonos, mientras que la otra mitad se habría limitado a utilizar los Lecop que le transfiere el gobierno nacional. La decisión o no de emitir esos bonos depende del estado de las finanzas de cada provincia y su detalle escaparía a este análisis (aunque más adelante se presentan algunas consideraciones al respecto).
La magnitud de las distintas emisiones presenta grandes diferencias. Ellas suman 3.300 millones de pesos, en el caso de los Lecop, pero se reducen a sólo 6 millones, que es el monto en circulación de los bonos de Jujuy. En consecuencia, dos títulos (Lecop y Patacones) representan por sí solos unos 6.000 millones de pesos y acumulan el 78% del valor nominal del stock total de cuasi monedas. Si se agregan las Lecor cordobeses, se llega a 88% del stock total con el acumulado de esos 3 bonos. Es decir que la diversidad de la oferta de las cuasi monedas no es proporcional a su importancia cuantitativa en el orden nacional; en otras palabras, nueve cuasi monedas representan una ínfima parte del total (12% en valor nominal y mucho menos en términos reales) y no tienen demasiada importancia frente a otras variables comparativas, como la circulación monetaria. Sin embargo, como veremos más abajo, este argumento no se puede generalizar dado que la presencia de alguna de estas cuasi monedas en las provincias de origen resulta muy intensa y preocupante.
En promedio, el conjunto de estas cuasi monedas representa una proporción cercana al 40% de la circulación monetaria en pesos, aunque muy variable en cada momento, de modo que no se puede ignorar su importancia en el ámbito de las transacciones nacionales. Esta importancia debe ser matizada mediante diferentes análisis que se ensayan a continuación.
Gráfico Nº 1. Participación de cada cuasi moneda en el stock total. En porcentajes de acuerdo con los montos en pesos nominales del stock
Fuente: Elaboración propia sobre la base de la Subsecretaría de Relaciones con provincias del Ministerio de Economía de la Nación y el Informe Económico del MECON.
Los títulos de las provincias de Mendoza (Petron), Catamarca (Bono Público) y Buenos Aires (Patacones), cuya participación no supera el 1,3% del VBP, cotizan con un descuento de alrededor del 10% en el peor de los casos. En cambio, en el otro extremo del espectro, en las provincias de Entre Ríos (Federales), Formosa (Boncafor) y Córdoba (Lecor), donde las cuasi monedas provinciales representan más del 1,8% del VBP, los títulos cotizan con descuentos superiores al 35%. En los casos intermedios, con relación títulos/VBP del orden de 1,5% a 1,7%, los valores reales se han despreciado entre 12% y 27 por ciento.
Estos resultados ofrecen algunas reglas claras para esos títulos. Para que ellos mantengan un valor cercano a la unidad, su monto no debería exceder el 1,3% del VBP de la provincia. Si, en cambio, supera el 1,8% la deducción será muy grande con un costo muy fuerte para quienes lo reciben de modo obligado (como ocurre en general con los empleados públicos).
Conclusiones y perspectivas
Las cuasi monedas nacieron como un subproducto de la convertibilidad y alcanzaron una fuerte presencia en el sistema de transacciones locales en el momento del colapso del sistema. Su presencia contribuyó a amortiguar los efectos negativos de las reglas de la convertibilidad que se manifestaron, entre otras cosas, en la fuerte reducción de la circulación monetaria y en la significativa reducción de los depósitos bancarios.
Las cuasi monedas han sido un "mal necesario" que permitió cubrir al principio la ausencia de circulación monetaria y, luego, las restricciones impuestas por el corralito al uso de los fondos depositados en cuentas corrientes. Actualmente ambos factores se han normalizado. La circulación alcanzó al 31 de diciembre de 2002 los 18.802 millones de pesos y las cuentas corrientes en pesos, de libre disponibilidad a partir de comienzos de diciembre de 2002, los 16.392 millones. La circulación monetaria estaría representando, aproximadamente, el 5,5% del PIB y el agregado M1 (circulación más cuentas corrientes en pesos) el 10,4%. De esta forma, la circulación ya habría alcanzado los niveles históricos (en torno del 5% del PIB) y el M1, ahora con las cuentas corrientes de libre disponibilidad, se ubicaría apenas por debajo de su media del 11%. Por tanto, el actual stock de cuasi monedas no cubriría ningún bache sino que más bien estaría proporcionando un nivel de liquidez extra con todos los riesgos que ello implica.
En síntesis, las cuasi monedas comenzaron a perder sentido en el nuevo escenario económico y ahora sí deberían ser eliminadas. Ello significará un gran esfuerzo, en el que habrá que encontrar la manera de reemplazarlas sin afectar de manera desigual a los diferentes intereses afectados y sin poner en riesgo los actuales equilibrios monetarios y macroeconómicos.
Enero de 2003
Notas
* Centro de estudios de la situación y perspectivas de la Argentina (CESPA), Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas.
1 Se trata de los decretos 1004 y 1397, del año 2001, y los decretos 40 y 409, del año 2002, que fijan siempre las mismas condiciones, incluyendo que estos títulos no devengan interés. El primero mencionado es del 09-08-2001, firmado por D. Cavallo, C. Colombo y F. de la Rúa, y establece una primera emisión de mil millones de pesos en Lecop, lo que representaba el equivalente al 10% de la emisión monetaria hacia esa fecha.
2 Cabe señalar que incluso un economista tradicional, como R. Alemann, sostuvo que el Lecop "era un salvavidas" porque "impide que caigan más las ventas", en medio de la recesión; además, consideró, esa "emisión no viola la ley de convertibilidad ni la de déficit cero" (cfr. Clarín, "La tercera moneda se abre camino entre el peso y el dólar",
21-10-2001).
3 En rigor, se está suponiendo que las cuasi monedas tienen la misma liquidez y capacidad de circulación que el peso lo que no es correcto. Si se aplicase algún índice de ajuste para corregir esa diferencia, se llegaría a valores mucho más modestos en relación con el PIB.
4 Conviene señalar que la relación VBP/PIB es muy diferente para cada provincia, puesto que arroja, por ejemplo, un valor de 0,417 en San Luis pero de 0,72 en Formosa. Además, se corrigieron los casos de provincias donde había grandes explotaciones mineras o petroleras, porque ellas no generan un flujo equivalente de transacciones al interior de esas jurisdicciones. En efecto, el pago a los agentes locales que operan en las explotaciones petroleras y mineras es muy inferior al valor agregado en esa extracción, mientras que esa diferencia se percibe en las oficinas centrales de las empresas responsables (que están asentadas en Buenos Aires o en el exterior) de modo que está corrección permite ajustar una significativa distorsión en los resultados que apareció en los cálculos sin ese ajuste, aunque el efecto mayor se aprecia en provincias que no emitieron bonos.