Argelia y Rusia firman un memorando sobre el gas
En agosto de 2006, la corporación gigante rusa del gas Gazprom y la compañía Sonatrach de Argelia firmaron un memorando de entendimiento que llamaba a la coordinación de los precios del gas. Gazprom y Sonatrach comercializarán de forma conjunta su gas en Europa – y esto abre ciertamente la vía a la creación de una OPEP del gas. Según los expertos, el acuerdo apuntaría a la potencial transformación del Foro de Países Exportadores de Gas (GECF) en un cártel.
Argelia, que alberga las octavas mayores reservas de gas natural del mundo, había sido vista por la Unión Europea como una alternativa para reducir su dependencia energética de Rusia. Algunos sectores europeos creían que Sonatrach podría enfrascarse en una guerra de precios con Gazprom, de tal modo que al final los europeos pudieran dictar sus propias condiciones. Sin embargo, esto no va a ocurrir.
Cabe señalar que Argelia posee una enorme deuda con Rusia debido a sus adquisiciones de armas y ha firmado además varios acuerdos económicos con Moscú. Todo ello debilita su capacidad para llevar adelante proyectos que no sean del interés de Rusia.
El ministro de Energía argelino, Chakib Jelil, ha restado importancia a las afirmaciones tendentes a la creación de [b]“una OPEP del gas”[/b]. Aunque ha admitido que el gobierno argelino estaba considerando la idea, Jelil recalcó que los principales mercados del gas, tales como la UE, habían reaccionado negativamente a la idea y Argelia no quería de ningún modo crear dudas en Europa acerca de su fiabilidad como suministrador energético.
Sin embargo, según el diario Kommersant, existen crecientes evidencias que apuntan a que el gobierno argelino desea mantener abierta esta opción.
El presidente argelino Abdelaziz Buteflika señaló el pasado 13 de marzo que el establecimiento de una OPEP del gas no era una mala idea. En una entrevista concedida al periódico español El País en la víspera de la visita realizada por el rey español Juan Carlos I a Argelia, Buteflika afirmó que su país sería definitivamente uno de los fundadores de este cártel del gas, añadiendo que el surgimiento de esta nueva organización estaba “en línea con las tendencias que han surgido en marco de la globalización y están empujando a los productores a aliarse unos con otros para la defensa de sus intereses.”
A través de esta confirmación, Buteflika quiso dar respuesta a varios responsables europeos, que dejaron entrever en algunos simposios y seminarios que no permitirían que Argelia se convirtiera en uno de los grandes líderes del sector y pudiera imponer, de este modo, sus condiciones en los mercados de gas del mundo.
Se cree que Buteflika es plenamente consciente de cómo jugar la carta de la energía con vistas a defender los intereses políticos y económicos de su país. Recientemente, el Ministerio argelino de Energía y Minas aprobó una nueva tasa que gravará los beneficios extraordinarios de las compañías extranjeras.
Otras nuevas leyes establecen que la compañía Sonatrach, que supervisa el sector del gas en Argelia, obtendría de ahora en adelante una parte no inferior al 51% del total de los proyectos relacionados con el gas.
Argelia ha elevado también los precios de sus exportaciones de gas a España y ha empezado a reconsiderar sus previos acuerdos con Italia. Esto significa que Argel ha comenzado ya a jugar la carta del gas, no sólo con el fin de garantizar sus intereses económicos, sino también para asegurar su posición geoestratégica en el Norte de África y el sur del Mediterráneo.
En realidad, los altos precios del petróleo y el gas han hecho a Argelia un país menos dependiente financieramente de Europa. En lugar de utilizar los dólares extra para desarrollar su economía, el gobierno argelino está pagando, en primer lugar, sus deudas con el fin de reforzar su independencia financiera. Si las actuales tasas de reembolso de la deuda de mantienen, Argelia habrá pagado por completo su deuda externa a finales de este año a más tardar. Esta independencia financiera ha permitido a Argelia aceptar la oferta de Rusia para coordinar sus políticas sobre el gas.
Fuente: Revista Amanecer – numero 192 – junio 2007