Década ganada para todos
Muchos economistas siguen fascinados por el Equilibrio de Nash como una muy buena solución en la Teoría de Juegos, en la que ningún jugador tiene incentivos para modificar individualmente su estrategia. Algo así como un escenario en el que todos están contentos sin deseos de seguir disputando un cambio sobre el acuerdo establecido. Este desarrollo, que gozó hasta de un Premio Nobel, ha sido puesto en uso para muchos fines: en resolución de conflictos, en acuerdos laborales, en arbitraje internacional. Quizás, ahora este pacto de todos felices, de una década ganada-ganada, para los unos y para los otros, para las mayorías populares y para las transnacionales (y burguesías nacionales cada vez más relacionadas transnacionalmente) es lo que desea-anhela buena parte de los poderes económicos dominantes para América latina. Un pacto que implique implícitamente una promesa de no disputa en el futuro. Quizás así, el capital esté buscando su nuevo punto de equilibrio de Nash posneoliberal, entendiendo que de esta forma, a través de este nuevo estadio estable propuesto desde sus posiciones aún dominantes en la región, se pueda lograr un escenario muy favorable para sus tasas de ganancia sin tener que dejar de ser positivo para las mayorías. El objetivo puede que sea un nuevo círculo virtuoso que concilie posneoliberalmente los intereses inter clasistas.