Declaración final del XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes
Rememorando los postulados históricos y vigentes de la Reforma de Córdoba, ratificamos nuestra voluntad y acción por la defensa de la educación pública, gratuita, cogobernada, laica, de calidad, autónoma y comprometida con los cambios sociales imprescindibles que hoy necesita la humanidad. Tal como esa juventud de Córdoba había dicho a inicios de la década del siglo, volvemos a decir con la misma fuerza y vehemencia que estamos pisando una nueva hora americana, expresada en los cambios que hoy matizan a Nuestra América necesarios para desaparecer la injerencia y encaminarnos hacia el rescate de la soberanía, la independencia y en contra de lo que hemos sido víctimas durante siglos: subdesarrollo, pobreza y analfabetismo. Es indispensable que los procesos de integración como el ALBA, MERCOSUR, UNASUR, CELAC, vayan dirigidos hacia la profundización de la unidad de nuestro continente contenido en todos los aspectos: educación, salud, cultura, reforzando una identidad latinoamericana que nos lleve a la construcción de la patria grande.
Desde la tierra de Artigas hoy 14 de Agosto el día de los mártires estudiantiles de Uruguay, salimos convencidos y firmes de que solamente la lucha es el camino de victorias hacia la liberación de nuestros pueblos y que solo ellos pueden ser protagonistas de la historia. La juventud ha de jugar un papel preponderante en la unidad con los sectores populares. Llamamos a todos los estudiantes del continente y el mundo a unirnos en la lucha en contra del imperialismo por nuestra definitiva liberación.
Nuestra América, madre de ilustres patriotas y valerosos hombres y mujeres, vio nacer hace 45 años a la OCLAE. Ese sueño se hizo realidad para resistir los embates de nuestro principal enemigo: el imperialismo. La resistencia en períodos de dictaduras militares, la perseverancia ante la escalada neoliberal, la mercantilización de la enseñanza, la represión al movimiento estudiantil, la criminalización de la protesta y las dictaduras del silencio impuestas por los medios de comunicación evidencian la importancia, necesidad y actualidad de nuestra organización.
Es nuestra voluntad continuar construyendo una plataforma a la altura de los momentos que vive el continente, con la premisa fundamental de que la integración y la unidad son las banderas en nuestra lucha.
La educación pública es un derecho humano fundamental y por lo tanto un deber incondicional del estado en financiarlo y reglamentarlo, por eso la necesidad imperiosa del incremento de presupuestos para el sector público educacional pues el avance del neoliberalismo en los años 90 nos dejó como saldo que hoy cerca de la mitad de los estudiantes en educación superior están en instituciones privadas. Además de todo lo dicho tenemos la presencia del capital transnacional en la educación en nuestro continente y tienen que ser erradicados. La organización como herramienta de lucha y conciencia del estudiantado debe permitirnos avanzar hacia la consecución de más victorias y la defensa de lo público en todos sus ámbitos.
Izamos las banderas de la solidaridad para la lucha del movimiento estudiantil chileno, condenamos su represión y apoyamos de manera incondicional su lucha por la educación pública, gratuita, democrática y de calidad que el neoliberalismo le quitó.
Como nos dejó el educador Paulo Freire: La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la humanización del hombre. Por eso seguiremos firmes, seguros de que el futuro nos pertenece y de que de ha de llegar el amanecer del sol y el florecer del día de una linda primavera.
Montevideo, agosto 2011