Tipo de cambio competitivo

El viejo fantasma de la restricción externa está lejos de corporizarse. Para 2012 cabe descartarlo y éste sería un buen año de transición para desenvolver proyectos de cambio estructural que terminen de diluir ese riesgo como un peligro para el mediano plazo. Si la mayor fortaleza de la Argentina ha sido el superávit comercial que supo conseguir –una genuina fuente de divisas que permitió, entre otras cosas, desendeudarnos en moneda extranjera y controlar las presiones especulativas contra el peso–, la fórmula ideal para quitar del horizonte el riesgo de restricción externa pasa por sostener el excedente comercial. En tal sentido, los datos del último trimestre 2011 son por demás alentadores. El año concluirá con un excedente comercial cercano a los 11.000 millones de dólares y, probablemente, con un poco significativo desequilibrio en el balance de pagos. No conozco experiencias de naciones que estuvieran al borde de la restricción externa con estos números en su cuenta de mercancías.

Algunos indicios recientes sobre las tendencias con que concluyó 2011 nos permiten esperar que concluya este ejercicio con una tasa de crecimiento superior al 8,5 por ciento. A su vez, el efecto arrastre otorgaría a la macroeconomía de 2012 un punto de partida que, bien aprovechado, le permitiría evolucionar mejor a lo pronosticado por la mayoría de las estimaciones de origen privado que se conocieron en las últimas semanas y terminar el año que viene en torno a las metas que se fijaron en el Presupuesto Nacional.