¿Cómo puede salvarse el euro?
Justo cuando parecía que la situación no podía empeorar, la sensación es que lo ha hecho.
Incluso algunos de los miembros ostensiblemente “responsables” de la zona del euro se están enfrentando con aumentos en las tasas de interés que deben pagar para financiarse. Los economistas en ambos lados del Atlántico ya no sólo están discutiendo si el euro va a sobrevivir, sino cómo garantizar que su desaparición cause la menor agitación posible.
Es cada vez más evidente que los dirigentes europeos, a pesar del empeño que ponen en la supervivencia del euro, no cuentan con los conocimientos adecuados para lograr que la moneda única funcione. La idea imperante cuando se estableció el euro era que todo lo que hacía falta era disciplina fiscal: ni el déficit fiscal ni la deuda pública de ninguno de los países miembros debían ser demasiado altos en relación con su PBI.