Documento de Trabajo Nº 38
El movimiento desde la noción de crecimiento económico hacia la de desarrollo, mucho más compleja y estructurada en múltiples dimensiones no sólo económicas sino también sociales, políticas y culturales, supone constatar la existencia de restricciones estructurales que impiden conjugar el sendero de crecimiento con objetivos distributivos, productivos y de sustentabilidad en el largo plazo.
Asimismo, implica la construcción de complejos consensos con el fin de viabilizar políticas públicas macro, meso y microeconómicas que permitan sortear dichos obstáculos, circunstancia que pone en debate el carácter y densidad de las instituciones del Estado destinadas a regular aspectos centrales del desempeño económico e intervenir sensiblemente en su dinámica.
Contrariamente a lo que sostienen diversas corrientes de pensamiento económico ortodoxas, esto es particularmente relevante en aquellas economías periféricas que no han alcanzado un desarrollo de su estructura productiva que las ubique sobre o cerca de la frontera tecnológica, de escala y productividad observables en las principales naciones en el nivel global y donde las tensiones sociales no se han traducido en una mejora relativa sustancial de los ingresos de sus sectores sociales medios y bajos.
La aplicación de una política macroeconómica virtuosa en el marco de la estructura existente puede promover, en estos casos, el incremento de la actividad, el empleo y, la tasa de inversión, pero no permite per sé alterar los parámetros estructurales que definen las características de su desarrollo y alcanzar metas imprescindibles para el mismo, tales como...
Documento de Trabajo Nº 38 – Julio de 2011