Documento de Trabajo Nº 4
Las reformas estructurales de los años noventa alteraron sustancialmente el funcionamiento de la economía argentina y asestaron un duro golpe para las PyMEs y las economías regionales, contribuyendo, en última instancia, al empeoramiento de las condiciones de empleo y de distribución del ingreso. En particular se verificaron cambios significativos en la estructura del sistema financiero que llevaron, entre otros, a la agudización de las dificultades que históricamente habían venido afectando a las PyMEs en materia de acceso al crédito bancario.
La etapa de la pos Convertibilidad nos enfrenta con el desafío de reconsiderar ciertos aspectos de la configuración y funcionalidad del sistema bancario a los efectos de transformarlo en una herramienta útil para el desarrollo económico y social. En este sentido, la elevada contribución de las PyMEs a la generación de empleo2 justifica la búsqueda de instrumentos que alienten el financiamiento hacia el sector y la revalorización de aquellas entidades que poseen una fuerte presencia en el segmento de las pequeñas y medianas empresas.
Un claro ejemplo de lo anterior es la banca cooperativa, que potencialmente se constituye en un elemento decisivo para mejorar la oferta de créditos a las PyMEs. Al igual que las entidades públicas3 forma parte de lo que podría denominarse como “banca de servicios”, compuesta por entidades cuyos objetivos fundacionales consisten en la prestación de servicios financieros a todos los sectores económicos y sociales, privilegiando el criterio de la rentabilidad social por encima de uno estrecho de rentabilidad privada (Bleger y Borzel, 2004).
Documento de Trabajo Nº 4 - Junio de 2005