Duros cruces entre el Gobierno y la izquierda tras el acto en la Plaza
Los empujones, algunas piñas y las divisiones que empañaron la marcha a Plaza de Mayo quedaron atrás. Pero en el día después de los incidentes que enfrentaron a las Madres y Abuelas con militantes de izquierda -en el cierre de una histórica movilización que reunió a más de 50 mil personas-, quedó en claro que la disputa ideológica y la pirotecnia dialéctica están lejos de silenciarse. El Gobierno, miembros de derechos humanos y piqueteros duros se cruzaron ayer muy fuerte.
¿Era el 24 de marzo un día apropiado para levantar consignas que no tuvieran que ver sólo con el repudio al golpe? En el Gobierno, que ayer se metió de lleno en la polémica, sostienen que no. "Es espantoso el uso del dolor colectivo. Si se tiene respeto por los muertos, los desaparecidos y por los que padecieron el exilio deberían sentir vergüenza de decir lo que dijeron", disparó el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
El funcionario se refería al comunicado leído en nombre de las organizaciones opositoras al Gobierno de Néstor Kirchner que se oyó en el final de la multitudinarias movilización que partió de Plaza Congreso. El texto llevó impresa una fuerte crítica al Presidente (se apuntó al modelo económico, pero también al perseguimiento que, según sus adherentes, recae sobre los luchadores sociales) y fue rechazado por las autoridades de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, lo que provocó serios disturbios entre los manifestantes y, luego, la retirada del acto de Madres y Abuelas.
Hebe de Bonafini, cuya agrupación no estuvo en la marcha, contó a este diario que "se sabía desde el principio lo que iba a pasar: le iban a dar con un palo al Gobierno. Por eso no fuimos". Estela de Carlotto, que sí estuvo en la movilización pero asegura que no firmó el documento, ayer repitió que fue "muy desagradable" lo que pasó en la Plaza. Y les pegó a los piqueteros duros. "Hay gente que todavía no transita el camino democrático y se queda en la denuncia exagerada".
La respuesta no tardó en llegar. "Cuando vi que Carlotto se incomodaba por la lectura del comunicado me sorprendí. Si ella conocía el texto de memoria", dijo ayer a Clarín el secretario general del Partido Obrero, Jorge Altamira. El legendario hombre del PO agregó que el 24 de marzo es el "día exacto" para protestar. "Lo que ocurre es que los mismos grupos económicos que dieron el golpe en el 76 tienen sobre la Argentina los mismos intereses que defiende este Gobierno", aseguró.
El Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) acusó al Gobierno de enviar gente "para boicotear la lectura del comunicado" que, según sostienen sus autores, firmaron más de 300 organizaciones. Mientras, el vocero del Frente Darío Santillán, Pablo Solana, también lanzó una enérgica crítica. "Al 24 de marzo -manifestó- se lo recuerda sin callar lo que pasa ahora. El aparato represivo y el modelo económico de Kirchner es una continuidad del modelo de la dictadura".
En declaraciones radiales, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, atribuyó el contenido del comunicado a la "izquierda siniestra". Y, sin dar nombres, defendió a las organizaciones de derechos humanos y en especial a las Abuelas de Plaza de Mayo que el viernes -en medio de gritos hostiles y golpes entre manifestantes arriba y abajo del escenario- abandonaron la Plaza. "Esta izquierda siniestra pretendió agarrar de tontos a quienes han padecido este dolor durante 30 años y lo han sostenido con un coraje inusitado", arriesgó.
Néstor Pitrola se defendió de las acusaciones que formuló Fernández. "La izquierda siniestra de la que habla es la que luchó contra el golpe, la que sufrió torturas y desapariciones. El Gobierno debería explicar por qué aún existen grupos de tareas, espionajes en las fuerzas armadas y represores en Las Heras", replicó.
En medio de comunicados y testimonios cruzados, el Movi miento Barrios de Pie, brazo político del Gobierno, sostuvo que el texto leído el viernes "distorsiona la realidad" y lo tildó de "mentiroso".