El juez y la grasa de los capitales
Expondremos cinco conceptos que creemos centrales para ayudar a entender el momento histórico que estamos viviendo en el país y en la región.
Los fondos buitre no constituyen la última fase del capitalismo, sino su negación.
Los mejores aliados de los fondos buitre siguen estando en la Argentina.
América latina es el territorio donde se libra la batalla definitiva contra el voraz capitalismo financiero que acosa a la Argentina y al mundo entero.
El capitalismo buitre no tiene su origen en la crisis del 2001 ni en la caída del Lehman Brothersen 2008 ni en el Tea Party ultraconservador de los Estados Unidos, sino en el sangriento golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 en la República Argentina.
La victoria final contra este virus letal para las naciones y los pueblos del mundo está hoy mucho más cercana.
La taba está en el aire. Si cae, como esperamos que caiga, del lado de Argentina, los pueblos de la región y del mundo entero podrán respirar aliviados porque se habrá impedido el triunfo de los explotadores y especuladores más rapaces y crueles del sistema capitalista.
Estos fondos liderados por Paul Singer, apoyados judicialmente por el juez Griesa y sostenidos políticamente por el falso “neutralismo” de Canadá y los Estados Unidos, no son a la maquinaria del capitalismo su aceite lubricante, sino la basura que tapa sus arterias y cañerías vitales. Ellos sí que son la grasa de los capitales, parafraseando la bella canción de Charly García y el mítico grupo Serú Girán.
Estos fondos buitre no favorecen el circuito virtuoso de la producción y el trabajo ni de la ganancia legítima y el consumo popular, sino que constituyen un taponamiento letal para el desarrollo de la sociedad a escala planetaria. Son usureros vip. Son asaltantes de caminos. Son la escoria que nació del vientre del capitalismo para acabar con él y no para favorecerlo.
Con ellos no hablamos de un sistema social superador al que floreció con la Revolución Industrial en Francia e Inglaterra en el siglo XVIII y se expandió en los siglos XIX y XX. Estamos hablando de un esquema de acumulación financiera que afecta los cimientos del sistema económico que adoptó la humanidad en los últimos 300 años.
El mundo tendrá que acabar con esa usura criminal si quiere salvar a la civilización.
Basta con leer los grandes medios corporativos de Argentina, escuchar sus radios y ver sus programas de TV, para comprobar que estamos en lo cierto cuando enunciamos el segundo punto de esta nota.
Mientras al gobierno de su propio país, Argentina, lo ametrallan diariamente, a los fondos buitre lo justifican de la manera más ruin y vendepatria que hayamos conocido. Ni qué hablar de esa dirigencia política opositora local que prefiere ubicarse al fondo, a la derecha, para atacar las instituciones argentinas. Cuando el país está en peligro, estas actitudes se llaman simple y llanamente “traición a la patria”.
Nótese que la OEA aprobó casi por unanimidad el apoyo solidario a la Argentina; el “casi” fue por la posición contraria de Estados Unidos y Canadá. Esto quiere decir que la América latina y el Caribe están férreamente unidos librando esta batalla contra los buitres financieros y su sostén judicial y político.
Esta unidad de la región anticipa la victoria.
Es interesante repasar el origen del desquicio (como lo llamó Kicillof) que provocaría el cumplimiento del fallo del juez de Nueva York, Thomas Griesa.
El 24 de marzo de 1976 se inició en la Argentina una larga etapa signada por la irrupción del sistema democrático con el derrumbe violento del esquema productivo industrial en pleno desarrollo y su reemplazo por un sistema económico basado en la renta financiera especulativa. El fantasma de Martínez de Hoz y Domingo Cavallo recorre el mundo, fijando domicilio en el despacho del juez neoyorquino.
Los peores parámetros de la dictadura serían repuestos si Argentina cae en las garras de los buitres. La desocupación obrera, el hambre y la miseria de la población, la muerte de la industria, la caída en picada de las reservas del Banco Central, la negación de la cultura y la educación como factores de cambio y la multiplicación sideral de la deuda externa, arrastrarían a todos los países en situación semejante.
¿Y por qué somos optimistas sobre la suerte final de esta partida? Porque entramos a una etapa donde la resolución de esta crisis política crucial que atraviesa la Argentina y el mundo, abre las puertas de un nuevo ciclo venturoso donde lo viejo, condensado en el modus operandi de estos buitres, terminará al fin por derrumbarse mientras lo nuevo se parará sobre sus propios pies para empezar a caminar hacia un nuevo horizonte para la humanidad.
En honor a Charly nos vamos cantando esa canción a la que hoy le pedimos prestado el título, pero también recordando a Néstor y en honor a Cristina, con aquella zamba a Luis Burelas, el gaucho de Salta que le cuidó las espaldas a Manuel Belgrano; esa que decía “Con qué armas señor lucharemos, con las que le quitaremos, dicen que gritó”.
O sea.
“Que importan tus ideales, que importa tu canción. La grasa de las capitales cubre tu corazón. ¿Por qué tenes que llorar? Es que hay otro en tu lugar que dice: Vamos, vamos, la fama, la oportunidad está aquí; lo mismo me pasó a mí, lo tienes todo, todo y no hay nada. A buscar el pan y el vino ya fui muchas veces a sembrar ese camino que nunca florece, no transes más. Con la cantina, con la cantora, con la T.V. gastadora, con esas chicas bien decoradas, con esas viejas todas quemadas, gente revista, gente careta, la grasa inmunda cual fugazzetta! ¡No se banca más! La grasa de las capitales no se banca más.”
Miradas al Sur - 6 de julio de 2014