La capa
Cuando recibió la noticia se emocionó. Le temblaron las manos y esa sonrisa ancha y franca que no se le esfuma nunca, ni siquiera cuando los más pesados la corren para mojarle el argumento –cosa que de todos modos hasta ahora jamás lograron–, terminó de demoler los discursos más oscuros sobre su amada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), que finalmente la Corte Suprema declaró constitucional. A los 36 años, la abogada sanjuanina Graciana Peñafort Colombi, mujer irrefutable por brillante y por sus conocimientos técnicos y jurídicos, fue una de las encargadas de pensar las estrategias para el surgimiento de nuevas voces en un espacio donde, hasta el lunes pasado, sólo había aire para la distorsión hegemónica, aun cuando nunca falte un topo asomando por debajo de las baldosas para decir que sólo se trata “de un personaje que a todo el mundo le llama la atención porque está convencida de que sabe lo que no sabe”.