Desafíos para YPF
El pasado 16 de abril se cumplió un año desde que fue enviado al Congreso el proyecto de ley que, aprobado el 3 de mayo siguiente, declaró de interés público nacional y como objetivo prioritario para el país el logro del “autoabastecimiento de hidrocarburos a fin de garantizar el desarrollo económico con equidad social, la creación de empleo, el incremento de la competitividad de los diversos sectores económicos y el crecimiento equitativo y sustentable de las provincias y regiones”. Asimismo, con la ley resultante se expropió el 51 por ciento de las acciones de YPF, que estaban en dominio de Repsol. El proyecto buscó revertir el largo ciclo de dominio neoliberal en la explotación de los hidrocarburos, tomando el Estado un rol central en la organización y planificación de esta industria.
Dale “Shale” Gas
El shale gas, o gas de esquistos, es definido comúnmente como gas no convencional. Teniendo en cuenta que la composición química del gas natural que se encuentra en cualquier yacimiento es muy similar, ¿a qué hace referencia en este caso el mote de “no convencional”? Básicamente, a las técnicas que se requieren para su extracción, más complejas que las que se utilizan en los pozos gasíferos convencionales.
Los procesos geológicos de formación de gas y petróleo son bien conocidos. Consisten en la acumulación durante millones de años de restos orgánicos en fondos marinos o lacustres, en donde son cubiertos por gruesas capas de sedimentos. A medida que aumenta su cantidad, se generan condiciones de presión y temperatura que modifican la materia orgánica y la transforman en hidrocarburos. En ciertos casos, estos hidrocarburos escapan de la roca madre donde se originaron –el yacimiento primario– y migran por el subsuelo hasta hallar alguna barrera rocosa impermeable que impide su paso, formándose así trampas geológicas –o yacimientos secundarios– en donde quedan almacenados.
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