India: ¿aumenta la riqueza y disminuye la pobreza?
No es una mera coincidencia que dos informes de fuentes aparentemente inconexas hayan aparecido en fechas recientes. El primero es The World’s Richest People (“La gente más rica del mundo”) en la revista estadounidense Forbes. Su lista de los 946 ricos de todo el mundo que son mil millonarios incluye a 36 de la India. Hay 178 recién llegados, e incluye a 19 rusos, 14 indios, 13 chinos y 10 españoles además del primer mil millonario de Chipre, de Omán, de Rumanía y de Serbia. El aumento del número de mil millonarios en la India entre 2005 y 2006 fue casi del 64 por ciento mientras que el aumento mundial estuvo ligeramente por encima del 23,1 por ciento.
El informe de Forbes, al reconocer el progreso de la India al incorporar nuevos mil millonarios, dice: “Después de 20 años de reinado, Japón ya no es el lugar de Asia con más mil millonarios: India tiene 36 grandes ricos, con un valor total de 191 mil millones de dólares, seguida de Japón con 24, con un valor conjunto de 64 mil millones.” Además, “los ricos de la India están también llegando a la cima de nuestras clasificaciones. Los hermanos Mukesh y Anil Ambani, que separaron su conglomerado familiar en 2005, junto con Lakshmi Mittal, encabezan los 20 más ricos del mundo. India ahora tiene tres en las capas más altas, segundo y solamente por detrás de los EEUU.”
Obviamente esto es motivo de celebración. Comentando la edición del primer día del año del Times of India que había publicado el logo “India preparada”, The London Observer dijo: “Era una llamada a las armas, anunciaba el periódico, estaba ‘al borde del éxito global’ y era un grito a los lectores para aprovechar el momento y hacer de su país una superpotencia.”
Amelia Gentleman del Observer no está tan convencida. De hecho está perpleja: “Al viajar a pocas millas de la burbuja de prosperidad de Delhi o de la capital financiera, Mumbai, esta obsesión de superpotencia puede parecer desconcertante. Más allá de los acicalados bloques de torres de cristal que albergan las centralitas telefónicas internacionales en las afueras de la ciudad, y los extravagantes complejos de apartamentos estilo Florida (llamados con falsedad imaginativa ‘Bayview Heights’ o ‘Heritage Luxury’ [1]), la nueva India desaparece repentinamente.
“En cambio, hay una visión de una India más problemática, donde cerca de 700 millones de personas intentan exprimir su existencia en la agricultura y más de 300 millones batallan para sobrevivir bajo el umbral de la pobreza. Carros tirados por caballos esquivan camiones cuando van por la dirección contraria hacia la carretera nacional, sobrecargados con agujereados sacos de grano. Niños visiblemente débiles rompen piedras en la mediana, para ayudar a reparar la superficie del camino.”
Aquí aparece el último informe de la Comisión de Planificación, encabezada por Montek Singh Ahluwalia, un conocido campeón de la estrategia del goteo (trickle-down) [2]. Se titula “Estimaciones de pobreza para 2004-05”. Subraya que la pobreza en el país ha declinado continuamente. Según una metodología, el porcentaje de población por debajo del umbral de la pobreza que era del 36 por ciento en 1993-94, en 2004-05 era del 27,5 por ciento; mientras que con otras referencias bajó del 26,1 por ciento en 1999-2000 al 21,8 por ciento en 2004-05.
De este modo se afirma que la decisión de la India de integrarse en la globalización basada en el consenso de Washington estaba plenamente justificada porque las grandes mareas alzan todos los barcos, grandes y pequeños. Todos nos hemos beneficiado de las políticas económicas neoliberales. El proceso de reducción de las desigualdades económicas en la sociedad sigue adelante y, en los años y décadas venideros, la pobreza será eliminada y todos seremos felices. Lo que se precisa es paciencia y cooperación para que la magia del mercado vaya a pleno funcionamiento. Con tasas cada vez mayores de crecimiento. La pobreza será expulsada tanto de las zonas rurales como de las urbanas.
Se invoca la curva de Kuznets para esta tarea. La curva describe la idea de Simon Kuznets según la cual la desigualdad es inevitable en las fases iniciales de lo que llamó “crecimiento económico moderno”, pero no debe olvidarse que ello ocurre en una fase de transición porque a la que la tasa de crecimiento empieza a repuntar, la desigualdad se reduce. Simon Kuznets enunció esta tesis en su alocución presidencial, “Crecimiento económico y desigualdad de renta”, a la Asociación Económica Americana en 1954. Su tesis: la renta por cápita incrementa durante la fase inicial de transición de la economía predominantemente agrícola a una industrial, y las desigualdades de renta también aumentan, pero después de algunas décadas las desigualdades de renta empiezan a menguar si la tasa de crecimiento económico representada por la renta media por cápita se acelera. Esto puede ser mostrado mediante una curva en forma de campana (o en forma de “U” invertida), también conocida por curva de Kuznets. Esta fue la principal base para premiarle con el Nobel de economía en 1971. Para decirlo de forma diferente: al principio, a menores tasas de crecimiento económico, la distribución de la renta está sesgada hacia los niveles más altos de renta, y la desigualdad es grande, pero a medida que la tasa del crecimiento económico se acelera, el sesgo se reduce y la desigualdad de renta es menor.
Si esto es cierto, las políticas económicas formuladas por el movimiento nacional de la India y seguidas por los gobiernos de Nehru-Indira Gandhi están desacreditadas. Los campeones de la globalización basada en el consenso de Washington han estado en lo cierto. El problema con ello, sin embargo, es que adolece de dos principales defectos. Primero, la curva o hipótesis de Kuznets carece de base empírica firme y aquellos que la toman por una verdad evangélica olvidan que fue propuesta cuando la Guerra Fría estaba en su apogeo. El propósito de Kuznets era levantar la moral de los fríos guerreros estadounidenses para hacer frente a las arremetidas ideológicas del campo soviético así como a los protagonistas del New Deal y de la economía keynesiana. Para citar a Sam Pizzigati (véase su libro Greed and Good): “la equidad seguirá al crecimiento”, Kuznets parece estar diciendo a los guerreros fríos, “así que hay pocas razones para preocuparse de ello”. A mitad de los 70, el entusiasmo por “el gran descubrimiento histórico” de Kuznets desapareció a medida que distintos trabajos empíricos lo sentenciaron. Los conflictos raciales subrayaron que las desigualdades, más que declinar, habían aumentado, manifestándose palmariamente de varias maneras. Arthur Okun, cuando fue jefe de los consejeros económicos del presidente de EE UU, subrayó que la pobreza “permanece como terrible situación para un substancial grupo de estadounidenses”.
Solo recientemente, el Houston Chronicle (26 de febrero) ha publicado un artículo de Tony Pugh que dice: “El promedio de pobres estadounidenses que están viviendo en pobreza extrema ha alcanzado su punto álgido de los últimos 32 años mientras la brecha entre los ricos y los pobres dentro de la nación continúa ensanchándose”. Aún más, un “análisis de los gráficos del censo de 2005, el último disponible, mostró que cerca de 16 millones de estadounidenses están viviendo en profunda o severa pobreza.” Y “el número de estadounidenses severamente pobres creció un 26 por ciento entre el año 2000 y el 2005. Esto representa un 56 por ciento más rápido de lo que la población pobre total creció en el mismo período.”
El segundo mayor defecto tiene que ver con el cálculo de la incidencia de la pobreza. La afirmación de que la proporción de la población pobre de la India ha menguado continuamente desde los años 90 (se asegura que ha caído del 35 por ciento, cuando el Dr. Manmohan Singh inició sus reformas económicas, al 21 por ciento, justo un año después de haber sido nombrado primer ministro) ha sido cuestionado por un buen número de expertos que mantienen que el cálculo del gobierno de la incidencia de la pobreza está basado en una metodología errónea. Dos conocidos economistas de la Universidad de Columbia lo han mostrado convincentemente. La última versión (29 de octubre de 2005) del paper “Cómo no contar a los pobres” de Sanjay G. Reddy y Thomas W. Pogge establece que el cálculo de la incidencia de la pobreza basado en la metodología del Banco Mundial no es ni coherente ni fiable. En un paper “Contar los pobres: la verdad acerca de las estadísticas de la pobreza mundial” (Socialist Register, 2006), Reddy ha pedido una investigación de los detalles de la recogida de datos y el trabajo de cálculo. Quiere que la ONU tome el control del trabajo de orientación y supervisión del Banco Mundial, el cual, como activo promotor del consenso de Washington, tiene intereses creados en obtener unos resultados que puedan servir a sus propios fines.
Antes de concluir, me permito citar del prestigioso periódico The Nation (“El botín de la democracia india”): “No es difícil entender la necesidad de mostrar que las cosas son mejores de lo que realmente son. La subitánea explosión de riqueza entre las clases más adineradas de la India, considerada con aprobación por Occidente, ha creado nuevas preocupaciones. La división entre ricos y pobres en la India no es una creación de la última década, pero la total separación entre ganadores y perdedores sí lo es y crea las condiciones en las cuales se convierte tan fácil como necesario el señalar todas las cosas bonitas que brillan bajo el sol tropical. Los parques de software y las torres de oficinas de cristal y acero que trabajan 24 horas al día son de fácil retrato, lo que es menos obvio es su relación con el suelo reseco y estéril de las tierras de labranza, donde 25.000 agricultores se han suicidado en una década. La fiebre de especulación comercial y las fiestas de media noche de las que los medios de comunicación de la India llaman page Three People [3] son sin duda de mucho colorido y muy picantes, van de la mano con pueblos enteros sumergidos por malditos ríos, y nuevas villas miseria que surgen en las afueras de Delhi, Mumbai y Bangalore.”
NOTAS DEL T: [1] Que podría traducirse por “alturas panorámicas de la bahía” y “lujo patrimonial”, respectivamente. [2] Según esta teoría, lo que beneficia al rico acaba beneficiando (por “goteo”) al pobre. [3] Literalmente “gente de la tercera página”, es decir, la jet set.
*Girish Mishra es economista y ha publicado un buen número de libros sobre historia económica. Escribe en distintos periódicos y revistas, entre los cuales están el Times of India, Hindu, Indian Express y Dainik Jagran. Colabora habitualmente con ZNet.
Fuente: Revista Sin Permiso – 22.04.07