La alforja de Realidad Económica
Mil novecientos setenta. Hay ebullición en el aire, una esperanza latente de cambio social de múltiples dimensiones e implicancias. América latina ha sido capaz de generar corrientes teóricas de influencia universal, dotadas de un herramental nuevo destinado a pensar ese mundo periférico que revela su propia naturaleza. El cristal académico eurocéntrico se ha mellado y muestra sus límites hegemónicos. La cultura y la política son los ámbitos florecientes de un debate social rico y polifacético, creativo, renovador, forjado durante las décadas previas y que subvierte formas y discursos arcaicos. Pensar la identidad de ese tercer mundo y dilucidar su propia noción de desarrollo democrático. Esa realidad es expresión de los movimientos sociales emergentes de la época, efervescentes, inquietos, que buscan cristalizar una visión alternativa de lo social, de lo económico, que no logra corporizar en la gran prensa. Es el momento de maduración de la nueva izquierda, de los movimientos nacionales y populares, de las teorías del desarrollo y de la dependencia. Integrante e hija de ese clima social, político e intelectual diverso nace en septiembre la revista Realidad Económica. Sus creadores son también sujetos de esa realidad: integrantes del movimiento cooperativo, pequeños y medianos empresarios, intelectuales de las ciencias sociales, profesionales vinculados con las políticas de industrialización y militantes políticos.
Cuarenta años han pasado desde aquel entonces. Parecerían muchos más, quizá, si se toma en cuenta el carácter de los profundos cambios producidos en la región y el mundo. Forjada para pensar ese escenario de cambios y colaborar con la superación colectiva y solidaria de los desafíos que se avizoraban, Realidad formó parte de las numerosas publicaciones y expresiones culturales que se enfrentaron a la violenta revancha conservadora que se iniciaría unos pocos años después. La aparición ininterrumpida de nuestra revista durante estas cuatro décadas es la expresión de miles de voluntades (autores y lectores) renuentes a abandonar aquellos debates imprescindibles en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Y un triunfo, uno más, frente al pensamiento único que, bajo la égida de una férrea ortodoxia neoliberal, intentó impugnar toda forma de pensamiento crítico y renovador.
Realidad económica sigue en el camino. Lo transita con una maleta llena de esas voces que habitan sus páginas. Ya cuenta con varias generaciones de colaboradores y se afianza la predisposición a dar lugar a jóvenes intelectuales dispuestos a pensar el desarrollo de nuestra nación y región en ese camino de estudio e investigación consecuente.
Las razones que dieron sentido a la fundación de Realidad Económica siguen plenamente vigentes. Son las mismas que hoy empujan acalorados debates y que anuncian desafíos más próximos y más lejanos. A doscientos años de las revoluciones que dieron origen a nuestras repúblicas, ese bicentenario que una América latina renovada por cambios recientes se apresta a conmemorar, seguimos necesitando imperiosamente la elaboración de herramientas soberanas que permitan construir un desarrollo con equidad, igualdad y justicia. La valija de Realidad está llena de huellas, de rastros de la siembra que emprendieron sus fundadores y quienes los continuaron.
El IADE ha sumado a Realidad Económica un sitio web que ofrece información complementaria y colabora con la difusión de diversos materiales. Junto con el cierre de este Nº 250, habrá finalizado la digitalización de todos los artículos publicados desde el primer ejemplar de 1970.
Realidad Económica es posible gracias al esfuerzo de mucha gente: los autores, el equipo de edición, el comité editorial, los diagramadores, el equipo de administración y comercialización, los responsables del arte, las instituciones amigas que la promocionan y difunden y, desde luego, sus consecuentes lectores. A todos ellos, gracias.
Instituto Argentino para el Desarrollo Económico
Marzo 2010