La situación en Irak y el Líbano. Entrevista con Gilbert Achcar.
Desde la primavera de 2007, el Estado Mayor americano proclama los méritos de la notable escalada de la presencia de las tropas estadounidense en Irak y más especialmente en Bagdad. ¿Qué hay de ello?
Gilbert Achcar- Ha sido sobre todo una “escalada” del baño de sangre y un fracaso importante, si lo medimos en relación al objetivo que se fijó la administración Bush, que era nada menos que transformar todo el desastre irakí en un éxito. Es lo que ha intentado llevar a cabo con el aumento (envío de 21.000 soldados suplementarios y prolongación del mantenimiento de soldados que debían volver a los Estados Unidos) de hecho sobre todo por operaciones de propaganda. Pero el fracaso es patente.
El objetivo principal era crear las condiciones que permitirían a las fuerzas de ocupación modificar los alineamientos políticos en Irak y poner en pie una nueva alianza que habría estado muy cercana de los Estados Unidos y que habría permitido a Washington maniobrar más fácilmente en el país. Moqtada al-Sadr era el principal objetivo de toda esta operación, y podemos medir su fracaso por el hecho de que actualmente está de vuelta, y de forma muy preeminente, en las noticias, tras haber desaparecido durante un período.
Líbano
Más en general, ¿cuál es la situación actual, cuando nos acercamos al primer aniversario de la guerra del año pasado? ¿ha habido modificaciones desde el alto el fuego?
Gilbert Achcar- No, ha habido un estancamiento total. La situación está en un punto muerto, lo que significa que es tensa y peligrosa. Durante meses, el país ha estado al borde del estallido sectario, lo que podría desencadenar nuevos combates sangrientos, incluso una nueva guerra civil.
La estrategia de Hezbolá ha estado completamente atascada. Es un resultado de las limitaciones inherentes a su visión confesionalista de las cosas, a su concepción del reparto del poder entre comunidades confesionales y bloques de poder existentes. Por una serie de posiciones torpes, en las que su alianza con la dictadura siria ha jugado un papel importante, han reforzado la división sectaria actual en este país entre chiítas y sunitas.
En un momento dado, al comienzo de la ofensiva israelí del verano pasado, pareció que había una reducción del sectarismo confesional. Sin embargo éste ha vuelto rápidamente y con fuerza. La naturaleza confesional de Hezbolá ha hecho que haya sido fácil para el campo Hariri explotar de forma muy abierta los sentimientos sectarios de los sunitas. Es así como toda la situación se ha atascado y la oposición ha perdido la iniciativa política que tenía cuando comenzó su movilización al comienzo del invierno pasado.
¿Cuando hablas de la oposición, te refieres al movimiento dirigido por Hezbolá y por Aoun contra el gobierno prooccidental?
Gilbert Achcar- El Hezbolá chiíta y Amal, el general maronita Aoun y muchas otras fuerzas más pequeñas. En términos confesionales, esto significa una mayoría aplastante de chiítas más una fracción bastante importante de cristianos, en alianza contra la mayoría de los sunitas, más la mayoría de los drusos y otra parte de cristianos. Es la configuración de fuerzas en el Líbano tal como está actualmente –tan confesional como era en el punto culminante de la guerra civil.
*Gilbert Achcar es politólogo, escritor. Militante de la IV Internacional, docente en la Universidad de París VIII e investigador asociado al Centro Marc Bloch (Berlín). Su libro Le Choc des barbaries, "El choque de barbarismos" (2ª edición 10/18, 2004) ha sido traducido a varias lenguas.[/i]
Traducido por Alberto Nadal.
Fuente:L´encontre / Viento Sur -22.06.2007