CIFRA: Informe de coyuntura Nº 29
Cierra el peor año del gobierno de Macri que tuvo como elementos sobresalientes el estallido de la burbuja financiera de las Lebac con la consiguiente megadevaluación de la moneda y los salvatajes financieros del FMI, que trajeron aparejada la profundización del ajuste fiscal y la adopción del enfoque monetario ortodoxo de congelamiento de la base monetaria y suba de la tasa de interés.
El chamuyo de la pesada herencia
¿A qué se debe la insidiosa y sobreactuada invocación de Macri a la “pesada herencia”? La respuesta es simple: todos los argentinos somos testigos, o mejor dicho, víctimas del primer intento en toda nuestra historia de aplicar un durísimo plan de ajuste sin que antes se haya producido una crisis económica.
La revolución del ajuste y el miedo
En términos económicos, los primeros 100 días del Gobierno de Mauricio Macri serán recordados por su abrupta contracción de la demanda interna. Para lograrla echó mano tanto a las políticas cambiaria (devaluación) y monetaria (menor emisión, suba de tasas de interés) como fiscal (echando trabajadores del Estado, avalando despidos en el sector privado y recortando subsidios). Estos ajustes se deben en parte a los desbalances acumulados en los últimos años del kirchnerismo (dólar y tarifas atrasadas, inflación elevada, crecimiento y empleo estancados) pero en buena medida se originan en una concepción ideológica de lo que el Estado “debe hacer”.
Faltan los dólares para empezar la fiesta
El candidato Mauricio Macri lo reiteró varias veces en el tramo final de la campaña para las elecciones presidenciales: el país no tiene problemas de divisas, le sobran divisas por sus excedentes exportables. Sólo hacía falta remover “el cepo cambiario” para que los exportadores “pudiesen vender, porque a este dólar que no existe, nadie puede cubrir los costos”, resumía. El dólar inexistente era el oficial en torno de los 9,50 pesos, corrían las últimas semanas de octubre, primeras de noviembre, y cada vez más claramente la idea de Macri Presidente se asociaba a una megadevaluación y quita de retenciones al agro, para que “los exportadores traigan los dólares”.
Construir una crisis
La conjunción de diagnósticos negativos exagerados acerca de las variables económicas que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con afirmaciones falaces sobre el impacto de las primeras medidas económicas difundidas por el equipo liderado por el ministro Alfonso Prat-Gay y la insólita eliminación de todos los indicadores estadísticos del Indec-Todesca, facilitan el maquillaje u ocultamiento del extraordinario ajuste sobre el salario y las jubilaciones del gobierno de Mauricio Macri. La fábula de la crisis para justificar medidas regresivas de la distribución de la riqueza no es sólo un recurso de marketing electoral o de la gestión de gobierno, sino que está respaldada por documentos teóricos de economistas. Esas investigaciones académicas postulan la necesidad de una crisis para poder avanzar en profundas reformas regresivas en términos sociales. Y si no se presenta la crisis, como fue el intento fallido del establishment durante el año pasado, la tarea es construir el sentido de la existencia de una crisis o, en forma más fulminante, instrumentar medidas (megadevaluación, tarifazo, shock inflacionario, despidos) para provocar una crisis culpando de ella a la herencia recibida.
Alerta por medidas que atentan contra el mercado interno y las Pymes
La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) expresa su rechazo a la megadevaluación anunciada por el ministro Prat Gay mediante la desregulación de la compra y venta de divisas y la aplicación de la llamada flotación sucia.
Esta medida significa una fenomenal transferencia de ingresos desde los sectores asalariados y las Pymes hacia el complejo agroexportador, grandes industrias transnacionalizadas y el sector financiero concentrado (en gran parte extranjero). Debe considerarse que se adopta en el marco de una situación externa negativa, sobre todo por la crisis en Brasil, y el aumento de tasas en EE.UU.