Mercenarios sudamericanos, los nuevos "soldados de fortuna".
El Dr. Ramiro Anzit Guerrero trata el tema de los mercenarios, cuestión pocas veces llevada a los medios. ¿Hay mercenarios sudamericanos en Irak? Un negocio multimillonario, centralizado en pocas empresas.
Las guerras de intervención, por parte de las principales potencias, se intensifican. Esto a pesar de que luego de la caída del Muro de Berlín, se pensó que el mundo ingresaría en una época de Pax Americana, donde los conflictos bélicos serían de baja intensidad y sus protagonistas serían actores periféricos.
Por el contrario, Los EE. UU. y sus aliados están escalando las acciones militares en la región de Asia Central, situación que desde el ataque a Afganistán en Octubre de 2001, ha obligado a reformular las estrategias y políticas bélicas de la principal potencia mundial.
En este sentido, la falta de reclutas, las limitaciones de las leyes humanitarias y de la guerra, y las contradicciones internas de la sociedad estadounidense hacia el envío de sus ciudadanos a pelear en diferentes regiones, han obligado al establishment económico–militar de los EE. UU. ha emplear y formar soldados privados, principalmente cuadros formados en operaciones especiales, tareas de inteligencia y actividades policiales en zonas hostiles.
A estas nuevas unidades las denominan contratistas, consultores, especialistas o escoltas, pero la realidad es que son la versión contemporánea de los soldados de fortuna, más comúnmente conocidos como mercenarios.
Soldados sin bandera, soldados de fortuna, combatientes a sueldo, a estos apátridas de la guerra o “sagrados mercenarios” como reza uno de sus lemas, se los encuentra en toda la historia de la humanidad.
Son individuos reclutados para luchar en un conflicto armado pero con el fin personal de lucro, que suele exceder al pago que reciben los soldados regulares. Otra característica es que no son nacionales de ninguna de las naciones en lucha, ni miembros plenos de las fuerzas armadas de las partes en conflicto.
Cabe aclarar que hay países como Francia y Suiza que han prohibido expresamente en sus legislaciones, el reclutamiento de mercenarios.
El uso de estos profesionales de la guerra, provenientes del sector privado, fue incrementado numéricamente en el transcurso de los últimos catorce años. Mientras que en la primer Guerra del Golfo (1991) había un mercenario por cada cincuenta soldados regulares, actualmente hay un mercenario cada diez militares reconocidos por un gobierno como integrante de las propias fuerzas.
Esta situación hace que la comunidad internacional vuelva a la época del Renacimiento, donde estados como el Vaticano (guardia suiza) y ciudades-estado italianas utilizaban mercenarios, ante la escasez de tropas regulares. El propio Maquiavelo en su obra El Príncipe, dedica un capitulo a este tipo de combatiente. Posteriormente, la Revolución Francesa fue el paradigma que creo a los ejércitos nacionales, con la motivación de la soberanía nacional.
Sin duda, este proceso de privatización de las guerras tiene una explicación lógica. Económicamente es más rentable un soldado de fortuna, al cual se le paga un buen sueldo pero en caso de muerte no se debe dar indemnización a sus familiares.
Desde el punto de vista del reclutamiento y el entrenamiento, los gobiernos reciben al personal ya entrenado. Por su parte, al terminar el contrato rompen el vinculo sin tener que pagarles un retiro o jubilación de guerra o por invalidez. Los contratos suelen estipularse por una semana, tres meses o un año.
Militarmente, al no estar sujeto a las leyes de la guerra por no ser miembro efectivo de un fuerza armada nacional, pueden realizar acciones contrarias a los derechos humanos como capturas ilegales, torturas y asesinatos indiscriminados, que permiten al estado subcontratante, ya que el acuerdo es entre un gobierno y una empresa privada de seguridad, llevar a cabo operaciones sin responsabilizarse por estos verdaderos “perros de la guerra” como los denominaba William Shakespeare.
Cabe aclarar que estos ejércitos privados realizan otras acciones paramilitares como protección de campos, instalaciones, minas de diamantes u oro, rescate de ejecutivos secuestrados, escoltas VIP, operaciones especiales, interrogatorios, tareas de inteligencia y contrainteligencia.
Esto es posible debido a que la mayoría de los recursos humanos utilizados por estas empresas son ex militares, agentes y analistas de inteligencia, y personas capacitadas en diferentes áreas de seguridad, planificación y manejo de armas.
Estos individuos son reclutados en base a fuentes de información que se encargan de tener los antecedentes de ex militares, policías y civiles, con ciertas capacidades especiales que los trasforman en un recurso humano posiblemente apto para ser convocado como mercenario.
Esta industria mueve anualmente 100 mil millones de dólares y encontramos entre las 90 empresas que realizan estas tareas a Blackwater USA; Global Risk Strategies; Executive Outcomes; Military Profesional Resources Incorporated; Dyncorp; Dunn and Mcdonald Inc,, California Analysis Center Inc.; Erinys; Trig Guard Force; Custer Batle; Vinnell Corp; Armor Group y Sandline International.
Bosnia, Ruanda, Liberia, Pakistán han sido algunos de los objetivos donde se empleo a estos recursos humanos o contratistas. Actualmente en Irak hay unos 18.000 mercenarios, sobre un total de tropas aliados de 190.000.
Entre los mercenarios que se están utilizando en Irak, hay libaneses cristianos, sudafricanos, indios, bosnios, británicos, estadounidenses, australianos y sudamericanos.
En Sudamérica los mercenarios han sido utilizados desde la década de 1970, en países como Nicaragua y Salvador. Desde que el inicio del Plan Colombia, existen por lo menos 400 mercenarios llevando a cabo operaciones especiales (escolta, entrenamiento FF.AA. colombianas, tareas de inteligencia, lucha contra las guerrillas, destrucción de cultivos y derribamiento de aviones) en territorio colombiano, tanto en las selvas como en zonas urbanas.
Los sudamericanos han comenzado a ser utilizados como mercenarios en Irak. Es así como ciento veinte chilenos se encuentran en territorio iraquí llevando a cabo actividades contrainsurgentes, bajo contratos de Blackwater USA.
Estos soldados de fortuna en su mayoría son ex militares chilenos y civiles de la dictadura de Pinochet. El reclutamiento lo estarían tercerizando por medio de una empresa local llamada Grupo Táctico, que convoca a los potenciales reclutas inclusive por medio de avisos de prensa. Posiblemente el contingente chileno de contratistas, llegue a los 800 efectivos.
Hubo denuncias de que en el fuerte Aguayo de la Infantería de Marina de Chile se estaba entrenando personal en activad para ir a Irak. Esto fue negado por el jefe de la Armada chilena, que inculpó a oficiales intermedios de estar relacionados con estas actividades. Esta situación hizo cambiar el sistema de reclutamiento abierto, por uno mas reservado que se lleva a cabo en oficinas discretas ubicadas en la ciudad de Santiago. El entrenamiento inicial se haría en la zona de Malloco, luego de lo cual los reclutas son enviados al estado de Carolina del Norte en los EE.UU.
En Brasil se ha reclutado a 500 hombres, en su mayoría pilotos y ex militares, provenientes de los estados de Rio do Janeiro, Goiás y Sao Paulo. Aunque lo más probable es que se los enviará a Colombia para operaciones anti drogas y contra las guerrillas, serían también enviados a Irak para cumplir misiones de protección de instalaciones militares, con un sueldo mensual promedio de 6.600 a 8.000 dólares.
Por su parte, desde Perú se ha reclutado a 570 efectivos que fueron enviados en octubre pasado a luchar a Irak. Entre ellos muchos son universitarios, que ante la falta de puestos de trabajo, tuvieron que optar por convertirse en mercenarios. Según algunos de estos jóvenes que han desertado, las condiciones de vida para ellos eran muy duras, debido al mal trato, la mala alimentación, los destinos peligrosos donde los designaban y el excesivo trabajo que llegaba a durar 15 horas por día.
La actividad principal de los mercenarios peruanos es proteger los complejos militares formados por contingentes estadounidenses e iraquíes que trabajan conjuntamente. El entrenamiento militar inicial, previo a ir a Irak, lo habrían realizado en la base Famesa del Ejército peruano.
Mientras los mercenarios norteamericanos cobran de 9.000 a 12.000 dólares mensuales, a los peruanos se les paga 1.000 dólares, aunque la empresa contratista se lleva 30.000 dólares por cada efectivo peruano.
Conclusión
El intelectual militarista estadounidense, Robert Kaplan, planteó en una reciente obra, que los países del primer mundo ya no tienen ciudadanos dispuestos a ir a la guerra, y que ante esta situación sería necesario buscar en los países del tercer mundo, la mano de obra para las acciones bélicas que deben enfrentar las potencias para mantener su predominio.
Sin dudas, la mala situación económica que padecen los países de la región sudamericana, serán un incentivo para que los jóvenes sin futuro visible opten por la vida del mercenario. Lo difícil es juzgar moralmente a estas personas, en un contexto complejo y sin vislumbrarse cursos de acción alternativos. Quizás, cabe que nos hagamos la pregunta que se formulaba a fines de los 60, el escritor francés Jacques Lantier en relación a la valoración ética de los mercenarios:
.."¿Soy capaz, sin esa obligación que se ha dado en llamar deber patriótico, de coger un mortero y dispararlo fríamente contra otros hombres? ¿Soy capaz de abandonar mi país para ir a matar a mis semejantes a cambio de un contrato lucrativo? ¡Ciertamente no… Por eso pido a quienes tiene el triste valor de comportarse como jamás yo podría hacerlo que me disculpen por no sentirme de los suyos”"..("Les Temps des Mercenaires").
*Abogado. Magíster en Estudios Estratégicos. Doctor en Derecho Penal y Ciencias Penales.
Fuente:[color=336600] El ojo digital – 29.12.2005[/color]