México: competencia y desventajas en el TLCAN

Gian Carlo Delgado Ramos*
Gian Carlo Delgado Ramos realiza una crítica a los discursos de corte neoliberal que abogan por la libre competencia sin regulación estatal. De manera específica, describe el desarrollo de infraestructuras integradas –multimodales- por la vía de la inversión privada altamente desregulada (el grueso de ella extranjera). Para Delgado Ramos, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), asegura la competitividad de Estados Unidos y deja a México colocándose en [i]“en pro de la competitividad”[/i], como antesala inmediato de saqueo de recursos naturales y explotación de la población.

*Doctor en Ciencias Ambientales por parte de la Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México

Fuente: [color=336600] Especial para IADE-Realidad Económica
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[b]Hedelberto López Blanch[/b]

EL Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado en 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá, ha servido entre otras cosas para ampliar la enorme brecha que existe en la nación azteca entre una minoría rica y una mayoría cada vez más pobre. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2006 (ENIGH) dada a conocer recientemente determinó que el ingreso corriente de la población más rica es 15,1 veces superior al que perciben los habitantes más pobres.

La encuesta, ordenada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), reveló que la concentración de la riqueza es de tal magnitud que los ingresos de la décima parte de la población del país más acomodada, superan a los que obtienen en conjunto 63 millones de habitantes.

Mientras la pobreza se extiende por el rico país azteca, en la lista de los principales millonarios del mundo aparecen nombres de mexicanos como Carlos Slim Helu, con una fortuna de 49 000 millones de dólares, Alberto Bailleres (5 000 millones), Jerónimo Arango (4 300), María Asunción Aramburuzabala y Roberto Hernández Ramírez (2 100 millones cada uno), Isaac Saba Raffoul (1 800), Lorenzo Zambrano (1 700) y Alfredo Harp Helu (1 600 millones) por citar algunos de los principales.

En México a la par de políticas neoliberales aplicadas a partir de la década de 1970, se han proyectado programas para tratar de reducir la pobreza como el Programa Nacional de Solidaridad y el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa), que en definitiva solo han quedado expuestos en los papeles y en los discursos de las campañas electorales. Un documento del Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas de México denunció que 11 municipios de cinco estados de la República se encuentran en niveles de marginación insostenible y más de una centena de comunidades están al borde de esa situación. El informe señala que los programas de combate a la pobreza, aplicados desde la imposición del modelo neoliberal, tienen todos los sesgos de la marginación, discriminación y hasta “exterminio”, porque no han tenido un impacto positivo en millones de habitantes que padecen pobreza alimentaria.

La situación se ha agudizado en las zonas pobres mexicanas con las políticas neoliberales establecidas durante las últimas décadas y sobre todo con la entrada en vigor del TLCAN en 1994.

En la actualidad, 11 estados de los 31 existentes en México aparecen con elevados por cientos de pobreza: Chiapas 72,1; Oaxaca 68,8; Veracruz 59,2; Tabasco 59,8; Hidalgo 59,2; San Luis Potosí 57,3; Puebla 56,4; Zacatecas 55,1; Yucatán 54,8; Campeche 54,1, y Michoacán 51,2.

El TLCAN, al permitir la entrada libre o a bajos impuestos de productos como el maíz y el frijol procedentes de Estados Unidos, ha provocado la quiebra de miles de campesinos mexicanos que no pueden competir en el mercado nacional con sus producciones.

Hay que tener en cuenta que esas dos gramíneas son la base fundamental de la alimentación de millones de personas en México.

Un estudio de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH) puntualiza que desde la entrada en vigor del TLCAN, el campo nacional atraviesa por la crisis más severa de su historia y la nación ha perdido 161 millones de dólares por omitir solo el cobro arancelario a las importaciones de frijol de Estados Unidos y Canadá.

Si en 1966 el país no solo se autoabastecía de frijol sino que exportó 102 000 toneladas y en 1978 vendió en el exterior 130 000 toneladas, en los últimos años ha tenido que importar como promedio entre 160 000 y 180 000 toneladas debido a la desatención al campesinado que provoca baja productividad por insuficiencias materiales y de nuevas tecnologías.

A partir de la década de 1980 México se convirtió en importador de este producto y actualmente es el sexto país comprador en el mercado internacional, y Estados Unidos su principal abastecedor.

Investigadores de varias universidades mexicanas como Alma Ayala Garay aseguran que aproximadamente emigran al año 40 000 habitantes de las zonas rurales y de esos, muchos se dedicaban a los cultivos de frijol y maíz. La gente joven se aleja ante la falta de actividad en la parcela ya que los resultados no son suficientes para vivir y desarrollarse con sus familias. El destino obligado para la mayoría es tratar de cruzar la peligrosa frontera y venderse como mano de obra barata en los campos de Estados Unidos.

Para definir la situación, Ramón Ochoa Ruiz, representante de la Integradora Estatal de Productores de Frijol de Zacatecas, asegura que el TLCAN ha "descarnado" al sector, a lo que habría que agregarle: y a la mayoría del pueblo mexicano.

Fuente: [color=336600]Rebelión - 07-08-2007[/color]

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