Zona de sacrificio
Rosario está quieta, dormida, anestesiada. Hace días que no hay colectivos ni taxis. Ahora, por el asesinato de Bruno Bussanich, un playero de 25 años, tampoco habrá nafta en las estaciones de servicio. Rosario está hundida en el desasosiego. Antes de Bruno asesinaron a dos taxistas y a un colectivero. El dato común: todos son trabajadores. La sensación es que los crímenes pueden ocurrir en cualquier parte y en cualquier momento. ¿Cómo se desata esta violencia espiralada? ¿Cuándo morir no es suficiente? ¿Cuánto cuesta vivir? ¿Qué oportunidades quedan en una ciudad poblada de batallas y contrastes? ¿Cómo se viven estos días en Rosario?
Crónica de un secuestro narco en Rosario
Lorenzo “Jimi” Altamirano fue secuestrado al voleo por una banda de narcomenudeo y dejado sin vida frente a la cancha del club Newell’s Old Boys en Rosario. El cuerpo tenía un mensaje escrito para una organización adversaria. El crimen provocó la tercera gran crisis de seguridad en la provincia de Santa Fe y sacudió a la intendencia. ¿Qué pasa cuando una ciudad cruza permanentemente los límites de lo soportable en materia de violencia?