Revolución y democracia
El 16 de agosto, minutos antes del amanecer, estando el cielo aún oscuro, integré una pequeña multitud que escuchaba emocionada a Hugo Chávez bajo el balcón del Palacio de Miraflores.
Allí estábamos argentinos, brasileños, uruguayos, salvadoreños, ecuatorianos, chilenos, bolivianos, compartiendo con los venezolanos, como verdaderos compatriotas, una victoria nuestra, un triunfo del sur, una indiscutible victoria americana.