Servicios secretos alemanes: entre testigos y prensa
Sorprendente lo que se pude llegar a descubrir levantando la tapa de los servicios secretos. El Parlamento alemán investiga a su agencia de información y las declaraciones de testigos e implicados no tienen desperdicio.
A medida que las cosas se van clarificando, las cosas se complican. Porque cada respuesta plantea una nueva pregunta. Y como muchas de las cuestiones bajo la lupa llevan el sello de "secreto de Estado", la investigación avanza lentamente y más impulsada por las revelaciones de los medios de comunicación que por las explicaciones salidas de las instancias oficiales.
Desde hace un año, el servicio secreto alemán (BND) viene lidiando con diversos escándalos. La mayoría de ellos siguen abiertos o conclusos sólo a medias. Es el caso del secuestro y encarcelamiento de Khaled El Masri, un alemán de origen libanés que, según lo que parece ya fuera de toda duda, fue detenido a finales de 2003, trasladado a una prisión macedonia y luego a Afganistán. En el transcurso de los cinco meses que permaneció cautivo, El Masri sufrió torturas y un trato denigrante que le ha dejado secuelas psicológicas.
Y a partir de aquí, comienza la zona gris. Al parecer, fueron agentes estadounidenses en nombre de la lucha contra el terrorismo los que procedieron al arresto del alemán. Cuándo y qué supo el BND y el gobierno en Berlín sobre la captura de uno de sus ciudadanos sigue siendo un misterio por resolver. Pero hay más: El Masri mantiene haber sido interrogado por un hombre alemán que se hacía llamar Sam- un agente del BND.
Buscando a Sam
Durante tres horas, El Masri declaró ante la comisión parlamentaria que investiga la actuación de los servicios secretos alemanes en la guerra de Irak y en la lucha contra el terrorismo. El alemán sigue sin saber la razón por la que fue detenido y sigue sosteniendo la existencia del germano Sam, cosa que parece ya no tan puesta en duda. La discusión se desvía más bien hacia el hecho de si el tal Sam trabaja o no para el BND: lo que, en de comprobarse, supondría un grave delito, ya que los agentes alemanes no pueden hacerse servir de testigos encarcelados en condiciones que violan los derechos humanos.
"El llamado Sam no es ningún agente alemán. La comparación de las declaraciones y las coartadas de los trabajadores del BND lo demuestran claramente", dijo Thomas Oppermann, representante de los socialdemócratas en la comisión investigadora.
Para el verde de la comisión, Hans-Christian Ströbele, no está tan claro que Sam no sea un agente: "Existen gravísimas referencias que indican que Sam no es sólo de nacionalidad alemana, sino que estaba en contacto con instancias, del tipo que sea, en Alemania. Por eso la búsqueda del tal Sam y la respuesta a la pregunta '¿quién es Sam?' son las cuestiones centrales en este asunto".
¿Qué sabían el gobierno y el BND?
La pregunta no tiene aún respuesta, pero a medida que las declaraciones van llenando la sala, la situación se vuelve cada vez más embarazosa para el gobierno y los servicios secretos alemanes. Parece ser que un agente del BND escuchó por casualidad en un bar macedonio de Skopje que en la ciudad los servicios secretos estadounidenses habían arrestado a un alemán llamado El Masri. Y el agente se guardó para sí tan valiosa información, cosa que es, como mínimo, motivo de despido directo.
Y parece que los norteamericanos no procedieron a la captura de El Masri tan disimuladamente como para que nadie en Alemania supiera de su destino. Fue un empleado de la empresa de telefonía germana Telekom quien se encargó de llamar a la embajada alemana en Skopje para comunicar la noticia. En la embajada le contestaron que ya lo sabían. Lo que contradice la versión de desconocimiento total de lo sucedido a la que se aferra el gobierno alemán.
Wolf-Dieter Mengel se llama el informante de la Telekom que, además, es un buen amigo de un ex diplomático alemán a quien, entre copa y copa de vino, le comentó el caso de El Masri. Inmediatamente, el ex embajador se puso en contacto con el Ministerio de Exteriores, donde nadie recuerda ahora su llamada. En los próximos días, el diplomático declarará también ante la comisión.
Graves acusaciones de la prensa
Si los políticos se embarcan en largas investigaciones que no echan luz sobre el asunto sino que lo oscurecen aún más, los periodistas continúan desafiando a los secretos mejor guardados de este Estado. Y las acusaciones provienen esta vez nada más y nada menos que de la misma televisión pública.
El equipo de noticias y el programa de investigación Kontraste, de la primera cadena alemana (ARD), dicen tener pruebas de que los servicios secretos y los soldados alemanes interrogaban a acusados de terrorismo presos en cárceles en las que se llevan a cabo torturas y violaciones de los derechos humanos.
Los periodistas se basan en un documento de la Oficina Federal de Investigación Criminal de 2003. En él se da permiso al hombre del BND en Kabul, la capital afgana, y al servicio de información del ejército alemán para "interrogar a presos acusados de terrorismo encarcelados en Bagram, si el caso está justificado". Cuando el fiscal muniqués Martin Hofmann fue preguntado en la sesión de hoy de la comisión si sabía que el agente del BND en Kabul tenía permiso para entrar a las cárceles afganas, éste asintió.
Según la ONG Human Rights Watch, Bagram es una de las cárceles en las que se llevan a cabo torturas sistemáticas de presos.
Fuente: DW World