Tercer panel: "Las industrias extractivas y las alternativas para el desarrollo en la Argentina y América latina"
Pero ahora estamos en un nivel del debate en el que decimos “minería sí” o “minería no”. Estamos volviendo hacia atrás en ese debate público, en ese debate ciudadano y democrático. Esta analogía de ingerir un segmento de ADN cancerígeno de un roedor para que una empresa gane más es muy parecido a lo que sucede con la minería, pero nadie se va a morir de hambre si se quiere introducir una nueva tecnología genética para los alimentos. Nadie va a dejar de tener o usar cosas hechas con minerales, como nos lo presenta el lobby minero, pero este debate no aparece en cualquier momento, sino cuando la industria minera se está transformando en una industria química, porque la minería a gran escala es una industria químico-extractiva y sigue siendo regulada como una industria minera extractiva sin utilización de grandes cantidades de agentes químicos tóxicos para la salud y el medioambiente. A partir de allí, creo que el debate no puede pasar por minería sí o minería no. Para nosotros, como ciudadanos, tiene que pasar por si este tipo de minería que existe hace bien en varios aspectos, en el sentido de si tiene alguna retribución o algún sentido. Nadie discutió en estos términos sobre la minería de canteras, la minería artesanal, la minería que se hacía con métodos tradicionales. Es interesante, porque en estos debates, no solo en la Argentina sino en otros países se vuelve hacia atrás cuando nos vamos al marco de nuestra tradición histórica, nuestros próceres, etc. Pero ese no es el debate que tenemos que tener. Minería hubo siempre, desde el Imperio Romano. Nosotros tenemos que analizar qué ventajas nos trae esta megaminería, que no es la minería tradicional, y no quedarnos en esta dicotomía.