Textos, reportajes y comentarios de los autores sobre temas abordados en Imperio - Esquirlas enloquecidas de viejos disparos
El jueves, sin embargo, la cordialidad había desaparecido. El regreso del terrorismo conmueve el escenario político. El martes por la noche, una nueva formación de "Brigate Rosse", que se había reinaugurado en el 89, asesinó en Bolonia al economista Marco Biagi, un asesor del gobierno de Silvio Berlusconi, quien impulsa reformas en el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores con miras a la flexibilización laboral. De hecho, el crimen opaca el acto que las centrales sindicales tienen previsto para hoy, sábado, y en la que pensaban reunir a un millón de manifestantes. De vuelta de su conferencia, Negri rehusó el café y dijo que se había negado a una veintena de periodistas en el último día.
Nacido en Padua hace 67 años, Negri fue dirigente de Autonomía Obrera, brazo sindical de la izquierda radical en los 70, a la que llegó tras un derrotero por partidos socialistas. Fue condenado a doce años por el secuestro de Aldo Moro en el 78, asesinado por las "Brigadas Rojas". Negri siempre negó ser el autor intelectual del atentado. Hoy día los viejos "brigadistas" definen este regreso terrorista como "esquirlas enloquecidas" que nada tienen que ver con ellos. Por eso, si Negri mantiene su asistencia, la presentacion en Roma de "Imperio", organizada por Rizzoli en el Teatro Argentino para este lunes, podría producir algún acontecimiento político-intelectual, en una Italia que tuvo el reciente protagonismo opositor en las figuras de Nanni Moretti y Roberto Benigni.
Después de cuatro años y medio, Negri salió de la cárcel electo diputado por el Partido Radical y cuando la Cámara le revocó la inmunidad parlamentaria, huyó a Francia, donde enseñó en la universidad y se dedicó a la investigación. En julio de 1997 volvió a su país para completar la condena adeudada. Hoy le atribuye a la rutina carcelaria su buen estado físico: "Se estudia, se hace vida sana y se puede tener un amigo mafioso que te cocine rico: es lo máximo".
En 1998 Negri consiguió el beneficio de salir de la prisión de Rebibbia por la mañana para trabajar en una cooperativa de convictos, con la promesa de regresar por la tarde a su celda. Desde hace un año tiene un régimen de arresto domiciliario, que le permite moverse dentro de Italia y regresar a la casa que comparte con su joven mujer y —alternativamente— alguno de sus tres hijos, en el Trastevere romano. Otro de sus últimos libros que puede encontrarse en castellano es "El poder constituyente", editado en Paidós.