William Shakespeare en John Maynard Keynes*
La tragedia, en tanto estructura analítica, forma parte esencial del cuerpo teórico de los grandes economistas que suelen agruparse bajo el título de Economía Política. En ellos, lejos de las cómodas y simplificadas concepciones ortodoxas, la sociedad moderna atraviesa por escarpados desfiladeros dirimiendo su propio futuro en la capacidad de pensarse a sí misma de manera descarnada. Su signo inequívoco es el ejercicio especular severo, la mirada explícita de las contradicciones que hacen a una estructuración social compleja y problemática. Aún cobijando en su seno una mecánica newtoniana que seduce con la idea de los puntos de equilibrio, su marca es el desequilibrio y, finalmente, la crisis. Hay en ellos, en su heterogeneidad, un espíritu dialéctico y una totalidad inconclusa, cuya alteridad es, sin dudas, la Política.