Octubre de 1492, sangre, lodo y capitalismo
El presente texto busca ser una guía para el estudio histórico, religioso y filosófico del despegue del capitalismo. Cuando los conquistadores y los historiadores de este inclaudicable sistema lo interpretan como la civilización, como la pesada carga del hombre blanco que rescata a los pueblos subalternos de su barbarie para dirigirlos hacia el progreso que ellos encarnan, hablan de la invasión a las tierras de América en términos de “descubrimiento”. Para ellos –para el Occidente capitalista– lo fue. Lo que Europa miraba era “descubierto”. Se “descubría” a los pueblos salvajes para conducirlos a la civilización.
Los jardines del naciente capitalismo
Para las potencias europeas el continente americano se constituyó en una descomunal fuente de riqueza. Sin embargo, aunque la colonización en gran medida estuvo guiada por la codicia desmedida de conquistadores que estaban dispuestos a matar o morir en busca de El Dorado, como Lope de Aguirre y tantos otros, el tesoro que encerraba el nuevo continente no estaba formado sólo por metales preciosos. América ofreció a los conquistadores una biodiversidad que modificaría profundamente la vida de los europeos durante los siglos venideros.