El feminismo, ese lugar incómodo

Lohanas, negras, originarias, putas, travas, Ofelitas. no binaries: les nueves sujetes de los encuentros renuevan la escena, quiebran su hegemonía y exponen las disputas hacia el interior del movimiento. Porque el feminismo es un punto de partida, un lugar incómodo que nos obliga a desandar certezas más que a salvarnos. Su potencia está en los cuerpos que ocupan el espacio. Se trata de amor, y también de política.

Gleichheit. Rosa Luxemburgo y las mujeres

Si las luchas del presente se alimentan de los combates del pasado, encuentro oportuno comenzar mi breve texto en homenaje a Rosa Luxemburgo con algunas reflexiones de Nancy Fraser –la activista y profesora de filosofía política de la New School for Social Research de New York- sobre la segunda ola del feminismo y su relación con el actual capitalismo, destructor del estado de bienestar de post-guerra.

Típico de machirulo

“Machirulo” es una palabra nueva introducida por la marea feminista. Señala al micromachista que celebra que las mujeres luchen pero cree que se les va la mano, le irrita el lenguaje inclusivo y le hincha el pañuelo verde de las pibas pero sabe que no puede decir nada. Además, el contexto en el que se hizo viral evidencia una descalificación histórica que emparenta la locura con la portación de útero.

Si pasa el temblor

 

En estas notas a propósito de La verdadera vida. Un mensaje a los jóvenes, de Alain Badiou, la ensayista y narradora María Pía López encuentra el punto de fuga en los movimientos feministas del presente –heterogéneos, populares, interseccionales– tanto a los vaticinios del filósofo que vislumbra un posible triunfo del feminismo liberal que tomaría el bastón de mando del capitalismo, como al imaginario de la exitosa distopía de Margaret Atwood, El cuento de la criada, donde lo que sigue a la rebelión es la servidumbre reproductiva y doméstica.

La fraternidad, también para las mujeres

El párrafo final del Segundo Sexo de Simone de Beauvoir es sorprendente, según cómo se lo estudie. No lo es, si pensamos en su autora, una filósofa francesa existencialista de izquierda en los 60-70 que no podía desconocer el valor liberador de la fraternidad, también para las mujeres; sí lo es, si intentamos reconstruir el Segundo sexo buscando hilos que nos conduzcan a un final tan político en un libro que comienza con una ontología existenciaria prima facie impolítica, aunque no a-histórica.