Hay un país (pero no el nuestro)
El lesbicidio de Barracas renueva la preocupación por el odio como pasión movilizante y las políticas de la crueldad. El caso puede ser pensado a partir de otro suceso sin forzar líneas de causalidad directa: las declaraciones de Nicolás Márquez. Hay, en él, una ideología cargada de prejuicios y fantasías que durante años orientaron el comportamiento social para darle forma a una sociedad violenta y excluyente. Las palabras circulan y tienen consecuencias sobre la vida de las personas y la convivencia democrática. Desde el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) advierten que el efecto se profundiza cuando es pronunciado por una voz autorizada e institucionalmente relevante, como un presidente, sus funcionarios o sus asesores. En este ensayo, lxs autorxs analizan el caso y su lugar en la trama de las violencias de odio en Argentina.
Eva Giberti en Naciones Unidas
Apenas una ínfima porción de nuestro periodismo anunció la participación de Eva Giberti, coordinadora del programa Las víctimas contra las violencias, en el 57° período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés) en Naciones Unidas. Ni siquiera la coincidencia de fechas entre este evento y la celebración del 8 de marzo alentó la ocurrencia de informar sobre la presencia argentina en este encuentro presidido por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet.