Violentos con máscaras
Luego de las manifestaciones que colmaron las calles de las principales ciudades brasileñas en junio y julio, parecía que las marchas seguirían hasta que algo ocurriese. Bueno: nada concreto ocurrió y las marchas perdieron fuerza. Al mismo tiempo se registró otro fenómeno, que pasó a ocupar las atenciones: grupos que salen a las calles destrozando todo lo que esté a su alcance. Así, el impacto de manifestaciones multitudinarias se desvanece mientras empieza a predominar el rechazo de la opinión pública a la actuación de grupos cuyos propósitos nadie parece entender.