La paz no es algo dado

Los acontecimientos bélicos en la Franja de Gaza constituyen una verdadera tragedia para toda la Humanidad. El terror de los bombardeos, las muertes indiscriminadas, la destrucción de propósitos a futuro nos causan un profundo dolor y una tremenda repugnancia; todas las muertes nos provocan un hondo sufrimiento por igual, especialmente si las víctimas son niños. Cada una de ellas es el tronchar historias, proyectos que jamás se podrán realizar, sueños que se desvanecen. Las consecuencias están a simple vista: resentimiento, horror, odio, en una veloz espiral ascendente que parece nunca acabar.

Entonces vale la pregunta: ¿es posible hallar un camino que termine, de una vez y para siempre, de manera definitiva, ese verdadero calvario que padecen los pueblos de la región?

La paz no es algo dado; es algo que se construye desde los más diversos ángulos, pero partiendo de un punto crítico: la voluntad de alcanzarla.

Tal como están las cosas, es evidente que desde muchos sectores no existe interés en alcanzarla. Dirigentes de las derechas israelíes y del fundamentalismo palestino se esmeran en demostrar que las respuestas a las demandas de paz en la región sólo encuentran soluciones apocalípticas, haciendo gala de un belicismo, una intolerancia y una prepotencia sin par. No alcanzan a (no quieren) comprender que la paz es mucho más que una palabra, es mucho más que un alto el fuego, es mucho más que una tregua, es una necesidad fundamental para la vida cotidiana de la gente común, de los trabajadores, de los escolares, de los ancianos.

¿Quiénes se benefician con la guerra? La intencionalidad –manifiesta u oculta– es mantener un statu quo en el cual los pueblos son los directamente perjudicados y el establishment, beneficiario. De esa forma pueden proseguir la carrera armamentista y tener un fabuloso banco de pruebas real, las arengas chauvinistas, los abultados presupuestos militares y su manejo discrecional, el cercenamiento de las libertades civiles, el gran negocio de la reconstrucción, las proclamas aterradoras descargando las sucesivas crisis –políticas, económicas– sobre los más postergados, aquí y allá de los límites geográficos.

Paz-Shalom-Salaam implica no sólo que dejen de tronar las metrallas y las bombas, sino que conlleva un contenido humanitario profundo y casi sagrado, en la cual serán imprescindibles las renuncias a las posturas de máxima para poder descubrir un punto de equilibrio acordado en el que el respeto por el otro, con todo lo que tiene, es el eje vertebrador, incluyendo el bienestar, la seguridad y el respeto pertinente, congruente con una actitud absolutamente alejada de cualquier beligerancia.

El punto de partida es el reconocimiento mutuo a la existencia estatal –sin amenazas de destrucción– y la materialización de un Estado Palestino con todos los atributos de la soberanía.

Las bases de ese acuerdo están presentes: retiro de las tropas israelíes de todos los territorios ocupados hasta las fronteras anteriores a 1967, desmantelamiento de las colonias instaladas en zonas correspondientes al futuro Estado Palestino, finalización del bloqueo a Gaza, liquidación de cualquier status colonial, terminación de las agresiones sobre el territorio israelí, fronteras seguras para ambos, reconocimiento recíproco. Sobre estos puntos de partida, discutir luego los demás temas pendientes: devolución de territorios, manejo del agua, condición de Jerusalén, situación de los expatriados.

Algunos dirán que esto abona la teoría de los dos demonios, o que es algo ingenuo, irrealizable; ni los derechistas conservadores neoliberales israelíes ni los fundamentalistas islámicos pretenden redimir al género humano. Por el contrario, ambos se necesitan entre sí y se complementan para poder seguir siendo lo que son: halcones de la guerra. Por eso, si queremos soñar, soñemos en grande, trabajemos por los imposibles; soñemos que las utopías son realizables.

El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías) reivindica, desde 1947, la idea fuerza de Dos Pueblos = Dos Estados.

Sin esa plataforma, ningún proyecto emancipador tiene base cierta. Es imprescindible establecer el concepto paz como lo central en el vocabulario cotidiano y de la política, en voz alta, con orgullo. Como dice el himno del movimiento israelí por la paz: “Por lo tanto, cantar una canción para la paz / No susurrar una oración / Cantar una canción para la paz /¡En un fuerte grito!”.

La piedra angular

Todo movimiento de transformación social contiene como referencia un hito fundacional. Para el cooperativismo, sucedió en la ciudad de Rochdale –en el condado de Lancashire, Inglaterra– en 1844. Allí nació un movimiento que alimentó la creación de entidades sociales y económicas más justas y democráticas en todo el mundo.

El 24 de octubre de 1844, al calor de los cambios surgidos de la Revolución Industrial, un grupo de 28 tejedores desocupados constituyeron la Rochdale Society of Equitable Pioneers (Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale).

Campo adentro

Un árido camino prepara el encuentro. Kilómetros de paisaje dominado por la soja y el maíz sembrados a gran escala agotan la vista. De golpe, manchones de monte irrumpen en la escenografía. Los árboles, añosos, se muestran dignos ante la avanzada de la agricultura moderna. Una tranquera da la bienvenida. A unos 100 metros, un rancho. Adentro, una mujer, campesina, símbolo de la resistencia a los desalojos rurales: Ramona Orellano de Bustamante, de 88 años.

¿Por qué mataron a Jaurès?

En 1977, Jacques Brel grabó la estremecedora Pourquoi ont-ils tué Jaurès?, cuya letra reproducimos en su traducción castellana y el original francés como homenaje a Jean Jaurès en el centenario de su asesinato el 31 de julio de 1914 en el Café de Croissant de París. La canción puede escucharse en https://www.youtube.com/watch?v=ZqZ2pxLFYxA o en http://www.dailymotion.com/video/xtvvr8_jacquesbrel-jaures-1977_music.

Para poder competir

Con apenas 32 años, el cordobés Daniel Salomón se define como un emprendedor. Comenzó trabajando en la ferretería de su padre a los 17 años, se recibió de contador público, fabricó y vendió juegos de sapo para poder pagarse un MBA en el IAE y con título en manos empezó a pensar cómo poder ayudar a su padre para que el negocio fuera más competitivo. Así surgió Comprandoengrupo, una red de ferreteros minoristas que decidieron unirse para comprar a mejor precio e importar productos que no se fabrican en la Argentina y así poder competir con las grandes cadenas como Easy y Homecenter.

Uno de cuatro es cooperativista

En nuestro país existen alrededor de 30 mil cooperativas y dentro del rubro consumo hay tan sólo 195, según el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). Aproximadamente 10 millones de personas son cooperativistas y otras 4 millones, socias de mutuales. Las cooperativas contribuyen con el 10 por ciento al PBI de la Argentina. Uno de cada dos argentinos consume productos de cooperativas directa o indirectamente. Es una economía en crecimiento. “Nosotros crecemos cuando crecen los otros”, aseguró Sergio Pra, asociado a La Yumba. Pra, además, relató que a partir de esta experiencia descubrieron la existencia de la Cooperativa la Obrera, ubicada en Bahía Blanca, que tiene 1.070.000 socios, más de 74 sucursales, y les compra a 1300 pymes o micropymes del país, que a la vez le financian la producción. “Muchas veces se invisibilizan este tipo de experiencias exitosas”, concluye Pra.

Mundos (pos)coloniales

En este artículo, la autora realiza un recorrido por las principales vertientes del pensamiento poscolonial y feminista para arribar a su análisis crítico – que está situado en el Sur Global como lugar de enunciación plurilingüe. Esta permanente traducción entre diferencias contextuales, que tendría siempre la peculiaridad de un viaje en que cambiaría de significado, no solo porque muda el efecto de la crítica, sino que logra arribar a conceptos que, sin dejar de tener los pies puestos en las condiciones reales de la existencia nuestroamericana, caminan hacia resignificaciones locales, no exentas de tensión política y poética.