“El gobierno va a consolidar una perspectiva extractiva y exportadora para el carbonato de litio”

Continuando con el debate en torno a “la cuestión del litio” que ha sido reseñado en Ideas de Izquierda por Lucía Ortega y la problemática de los conflictos territoriales de las comunidades indígenas asociados a éste analizada por Azul Picón, conversamos con Bruno Fornillo, Julián Zícari, Ariel Slipak, Florencia Puente y Melisa Argento, autores de la publicación Geopolítica del litio. Industria, Ciencia y Energía en Argentina.

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Esclavos blancos y esclavos negros

No hay nada peor que una guerra civil. Los coterráneos son los seres que más se odian cuando se entremeten en un conflicto armado. Estados Unidos puede dar testimonio de la veracidad de tal afirmación. El Norte y el Sur llevaron a cabo, entre 1860 y 1865, una guerra feroz, sanguinaria. La excusa fue la esclavitud. El Norte quería abolirla. El Sur conservarla. El Norte quería obreros libres para sus industrias. El Sur, esclavos para sus plantaciones de algodón y tabaco. El Norte sabía, siguiendo el ejemplo de Inglaterra, que sólo el valor agregado que la industria añadía a los productos del suelo establecía un valor superior. El monocultivo sureño conducía al atraso.

¿Pragmatismo versus Planificación? El proyecto peronista, las ideas económicas de Perón y la industria

Este trabajo analiza el proyecto peronista a través del estudio del discurso económico de Perón y de los principales lineamientos de la política económica, fuentes desde las cuales se rediscute el problema acerca del alcance de la industrialización peronista y el carácter de su planificación estatal.

La relación campo-industria

El conflicto campo-industria va más allá de los precios relativos y la distribución intersectorial del ingreso. Abarca visiones conflictivas sobre la organización de la economía nacional y su inserción en la división internacional del trabajo. Por una parte, la que afirma que la economía argentina puede sostenerse sobre la producción primaria y que la industria es una anomalía en un país como el nuestro. Por la otra, que el campo es el agente del atraso y la dependencia, y que debe privilegiarse el desarrollo industrial. Las prolongadas turbulencias políticas de Argentina tienen raíces profundas también en el desencuentro histórico entre los dos sectores fundamentales de la economía nacional.

A fines del siglo XIX, cuando la producción agropecuaria argentina se integró al mercado mundial, todavía era posible sostener el crecimiento de la economía nacional sobre un solo sector. Pero esta alternativa dejó de ser posible. El aumento de la población total y la disminución de la participación de la rural por el impacto del progreso técnico sobre el empleo en el campo configuraron una realidad y una dimensión de país insostenible ya en un solo sector.

El valor del miedo y el coraje

Se habla en los medios de comunicación hegemónicos, de una supuesta campaña del miedo armada para atemorizar sobre los riesgos de un posible triunfo de Mauricio Macri en el ballotage del próximo 22 de noviembre. Son los mismos medios que nos convocaron a no temer e incluso valorar el golpe de 1976 y las políticas neoliberales de endeudamiento, privatizaciones y destrucción del aparato productivo en los noventa. Su complicidad «tranquilizadora» allanó el camino de quienes arrasaron los derechos humanos, sociales y políticos de los argentinos.

Por la victoria de un país industrializado, inclusivo y soberano

Desde 1987 APYME viene trabajando por el desarrollo autónomo, inclusivo y sostenido del país con activa participación de las micro, pequeñas y medianas empresas.

La entidad siempre se ha manifestado por los valores de la democracia, los derechos humanos y sociales y la distribución equitativa de la riqueza de acuerdo con su papel gremial y político de expresar las demandas del conjunto de las Pymes en función de una sociedad más justa.

Hoy los argentinos nos encontramos en una instancia clave ante el balotaje del próximo 22 de noviembre, cuando deberemos decidir entre candidatos que representan dos diferentes proyectos de país.

Esta afirmación no expresa un prejuicio ideológico sino un diagnóstico sobre la realidad social, política y económica en que estamos inmersos los argentinos.

El mercado no puede marcar el rumbo

Pragmático, hiperactivo y leal a aquellas primeras ideas aprendidas en su época de estudiante en la Facultad de Ciencias Económicas, el secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo de la Nación, Emmanuel Álvarez Agis, responde a cada pregunta con una mixtura de teoría y realidad que difícilmente se ajuste a los cánones que se enseñan en los claustros. Ingresó a la Facultad en plena crisis de 2001 y recuerda que su primer acercamiento a la política fue «tirar piedras» bajo la consigna «que se vayan todos». La necesidad de comprender lo condujo a los subsuelos de Económicas, donde un grupo de estudiantes próximos a graduarse, entre ellos el actual ministro de Economía, Axel Kicillof, analizaba teorías alternativas al Consenso de Washington. «En los 90 elegían la carrera porque querían ser Domingo Cavallo (el entonces titular de Economía) y en 2001 lo hacíamos para putear a Cavallo», recuerda.

Nuevos principios de la estrategia industrial

La industria ha vuelto a ocupar, merecidamente, el centro del debate sobre el desarrollo económico argentino. Constituye, en efecto, la cuestión dominante, por dos razones principales. Por un lado, porque la construcción del sistema nacional de ciencia y tecnología requiere el desarrollo de las industrias que operan en la frontera del conocimiento. Por el otro, porque el déficit en el comercio internacional de manufacturas de origen industrial (DMOI) es la causa dominante de la insuficiencia de divisas, vale decir, la restricción externa. Este es el principal obstáculo al crecimiento de la inversión, la producción y el empleo y el disparador del ciclo de contención y arranque (stop & go) de la actividad económica. Crea, asimismo, expectativas negativas que impulsan la fuga de capitales y la inflación.