Protagonistas de nuevos proceso de emancipación, pueblos y gobiernos de Sudamérica como Venezuela, Bolivia y Ecuador; Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, a los que se suman en otras latitudes Nicaragua y El Salvador, despliegan procesos políticos diversos en cuanto a sus características y grados de radicalidad, con múltiples experiencias que se agregan a la muy digna y consecuente presencia de la Revolución Cubana a lo largo de más de medio siglo. Estas condiciones permiten conmemorar el Bicentenario recuperando las antiguas banderas por la verdadera Independencia y la institucionalización de la Patria Americana. La idea grandiosa de Simón Bolívar de pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo se llama, hoy por hoy, Integración. Estos proyectos en marcha en Nuestra América marcan el sendero a seguir, consolidando lo construido, abordando lo que falta. Por un lado, cabe celebrar que, la diversidad de las experiencias en cada país, ofrezcan una riqueza que aporta a una construcción colectiva que sostenga para nuestra región un creciente nivel de autonomía, soberanía e integración. Por otro, se hacen claros los intentos destituyentes de la derecha neoliberal-conservadora para hacer retroceder los procesos político-culturales, socio-económicos e institucionales que vienen avanzando con la participación popular, y hacia la integración regional.