El Instituto Nacional de la Yerba Mate como dispositivo político de economía social: mediación intrasectorial en la distribución del ingreso, empoderamiento del sector productivo y desarrollo local en la región yerbatera
La producción de yerba mate está concentrada en el Brasil, el Paraguay y la Argentina. Estos países junto con el Uruguay, el sur de Chile y de Bolivia, suman más del 95% del consumo mundial. La Argentina es el principal país productor y consumidor, constituyendo un mercado cautivo que, después de 50 años de regulación estatal, fue desregulado en 1991. Esto condujo a un incremento en la producción y a un manejo oligopólico de la comercialización, provocando la caída en los precios de la materia prima y una crisis social inédita en la región dada la importancia socioeconómica relativa de la actividad yerbatera. La crisis derivó en una gran movilización de los afectados –productores y peones rurales-, que llevó a los gobiernos provincial y nacional a respaldar políticamente (año 2001), la gestión de un paliativo a la situación. Al año siguiente el Congreso Nacional sancionó la creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), cuya primera función fue mejorar el precio de la materia prima, demostrando la pertinencia de políticas públicas activas con alto impacto redistributivo regional y sectorial. Para la provincia de Misiones no es una cuestión menor, dado que registra un crecimiento poblacional que duplica la media nacional y que el 30% de esta población reside todavía en áreas rurales con preocupantes índices asociados con la escolaridad, la salud y la precariedad laboral.